“Empiezo muy ilusionada, he sido muy bien recibida”

Sara Espasa dando una barra de pan a una clienta. - MAGDALENA ALTISENT
“Los vecinos son muy madrugadores y esta mañana –ayer para el lector— me he encontrado con ocho personas haciendo cola”, explica Sara Espasa, que ha asumido esta semana el reto de traer pan de lunes a sábado a los vecinos de Cervià de Les Garrigues desde la panadería de Cal Ventura, coincidiendo con el cierre de la centenaria panadería Casa Mariana, que ha bajado la persiana por falta de relevo generacional. “Nadie se ha quedado sin pan, que me lo suelen encargar el día antes”, bromea, aunque reconoce que aún está “acostumbrándose a ordenar bien la logística”. Espasa ha dejado su trabajo en Mollerussa para reabrir el negocio que en su día llevó su padre, pero que cerró al caer este enfermo. “Hay un fuerte componente emocional en este proyecto y la verdad que empiezo muy ilusionada y me siento muy bien recibida”, asegura.