«Es la misma agua que teníamos hace veinte años»

El depósito de agua ubicado en Guissona. - X.SANTESMASSES
Torà lleva más de dos años sin agua potable. En mayo del 2023 el ayuntamiento informó a los vecinos que no era apta para el consumo por el alto nivel de sulfatos. La alcaldesa, Isabel Torres, puntualiza que esto no se debe a un deterioro en la calidad del suministro, sino a que el departamento de Salud estableció un criterio más estricto a la hora de evaluarlo. “Es la misma agua que hemos tenido toda la vida, pero al cambiar los baremos de calidad, ahora no se considera potable”, afirma.
El municipio se suministra con agua de pozos, que siempre ha tenido una gran cantidad de calcio y altos niveles de sulfato de calcio, más conocido como yeso. “Es un elemento natural presente en el subsuelo de Torà”, recuerda la edil. El límite de sulfatos en el agua para consumo humano pasó hace dos años de 1.000mg/l a 750mg/l. El suministro de Torà estaba entonces alrededor de los 786m/l. Según Salud, cuando se supera este umbral, el agua se clasifica como no apta para el consumo. Su ingesta podría provocar efectos laxantes, sobretodo en niños y personas mayores. Por este motivo, muchos vecinos beben agua embotellada y usan la del grifo para ducharse, lavar los utensilios de la cocina y otras actividades domésticas sin riesgo para la salud.
Para mejorar el suministro, el consistorio proyectó inicialmente abastecerse de la Mancomunitat del Solsonès, pero se descartó porque era inviable. Según un estudio de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) la opción idónea era proveerse de la Segarra, desde la planta potabilizadora de Ratera. Por ello se decidió recuperar la traída de agua a la Vall del Llobregós, un proyecto que se inició en el año 2008 a causa de la sequía. En 2009 se inauguró un depósito en Guissona para esta traída, pero actualmente tan solo suministra Guissona y Massoteres. Estaba previsto que diera servicio también a Torà, Biosca y Sanaüja. En 2010 se expropiaron los terrenos para la la conducción, con un coste de 1,8 millones, pero se descartó al finalizar el periodo de emergencia por sequía y entonces la Generalitat trasladó el coste de las obras a los ayuntamientos beneficiados, a diferencia del resto de traídas de agua de la Segarra. Por ello, intentarán conseguir el máximo apoyo del ACA para tirarlo adelante. Los municipios de Biosca y Sanaüja, que tenían problemas similares por la mala calidad del agua de sus pozos, sí que reciben una dotación de agua de la Mancomunitat del Solsonès.
Según el presidente del consell comarcal de la Segarra, Ramon Augé, la traída de agua a la Vall del Llobregós es un “proyecto prioritario” y así lo comunicaron a la ACA en la reunión en marzo. Augé explica que están pendientes de revisar el proyecto, actualizarlo y ver en qué estado se encuentran los expedientes de las expropiaciones. Es una obra de gran envergadura que aún no tiene calendario previsto.
Desde el ayuntamiento de Torà reclaman “celeridad” para poder garantizar el agua de boca a los vecinos lo antes posible.
Salud no restringe el consumo para el conjunto de la población
Según las últimas estadísticas del agua de Torà en julio del 2024 los niveles de sulfatos eran de 1.115 mg/l. Según la Organització Mundial de la Salut (OMS), la mayoría de personas experimentan un efecto laxante en concentraciones de sulfatos de 1.000-1.200 mg/l, pero sin aumento de diarrea, deshidratación o pérdida de peso. Se recomienda que la población más sensible como niños, personas mayores o que estén de paso no beban de esta agua. Según Salud, superar el valor de los 750 mg/l no implica restringir el consumo de agua a la población general.