El pueblo del Pirineo con 17 burdeles: "una ciudad dominada por los amigos de la jarana"
Una investigación histórica documenta cómo la localidad de Tremp, de apenas 2.500 habitantes, albergó numerosos prostíbulos regulados entre 1913 y 1936

La historiadora Joana Franch.
La construcción de centrales hidroeléctricas a principios del siglo XX transformó radicalmente el paisaje social del Pirineo leridano, especialmente en Tremp, donde la llegada masiva de trabajadores provocó un auge sin precedentes de la prostitución. Según revela el exhaustivo estudio de la historiadora Joana Franch, titulado 'La prostitución en el Pallars en tiempo de las hidroeléctricas', esta pequeña localidad catalana llegó a albergar 17 establecimientos dedicados a esta actividad entre 1913 y 1936, mientras que la vecina Pobla de Segur contaba con otros 4 prostíbulos.
El fenómeno comenzó en 1911 con la llegada de la empresa La Canadiense a la capital del Pallars Jussà. En ese momento, una población de apenas 2.500 habitantes recibió a unos 4.000 trabajadores, multiplicando considerablemente su censo. Esta circunstancia propició la creación de numerosos burdeles que, más de un siglo después, siguen presentes en la memoria colectiva local con nombres como La Casita Blanca, La Flor de Día o La Bombilla, además de la emblemática calle de Alba.
En aquella época la prostitución estaba regulada y los edificios pasaban sus inspecciones, las chicas tenían las cartillas sanitarias y los negocios un registro de las chicas que trabajaban.
La edad legal para trabajar era los 23 años y “es muy curioso” para la historiadora Joana Franch que la edad de la mayoría de las chicas era 23 y algunas llegaba hasta los 30. Este hecho hace pensar que muchas para poder trabajar mentían con la edad. El 95% de las chicas eran solteras, según la información que aparecía a los registros de los prostíbulos. Con respecto al sueldo, cobraban 5 pesetas por jornadas que empezaban a las 12 del mediodía y se alargaban hasta la noche.
Estas chicas llegaron al Pallars paralelamente con la llegada de los trabajadores de las obras de las hidroeléctricas. Pero finalizaron las obras, muchos de los trabajadores de la Canadiense se marcharon y los prostíbulos siguieron. A modo de ejemplo, Franch ha explicado que en 1936 en un solo prostíbulo había 67 chicas trabajando.

Un dels carrers de Tremp on s'ha documentat que hi havia algun prostíbul durant la construcció de les hidroelèctriques.
En las cartillas sanitarias que eran obligatorias para trabajar aparecía toda su información: nombre, apellido, edad, procedencia e informe sanitario. Con respecto a la procedencia la mayoría eran de Cataluña, Aragón y Valencia, y unas pocas de Francia y Brasil.
Una vez la chica dejaba de trabajar en estos edificios, su cartilla sanitaria se rompía y se hacía desaparecer, ‘para dignificar a la chica’, ha dicho Franch.
Tremp ‘dominada por los amigos de la jarana’
La prensa de la época registra que en Tremp había tantos prostíbulos que era una ciudad "dominada por los amigos de la jarana". Franch ha encontrado documentación que dicta órdenes de clausura por altercados que se producían en el interior de los edificios. Las sanciones económicas por falta de condiciones de los edificios o altercados oscilaban entre las 15 pesetas y las 450 pesetas en 1913.
Coincidiendo con la llegada de la Canadiense, el Doctor Roure recomendó el matrimonio para “conservar la moralidad” y privar de “todos los daños”.