Tres décadas de tradición ‘bitllaire’
El club local, que aún conserva unos cuarenta socios, está de aniversario este 2025. La entidad organizó una tirada abierta durante al fiesta mayor para atraer nuevos adeptos

La tirada de ‘bitlles’ celebrada durante la pasada fiesta mayor. - J.GÓMEZ
El Club de Bitlles de Vilanova de Bellpuig celebra este año su 30 aniversario. La entidad nació de la mano de un grupo de vecinos que quería mantener viva una tradición muy arraigada en el territorio. Actualmente, cuenta con unos cuarenta socios, aunque llegó a tener cerca de setenta, tal y como explica su presidenta, Teresa Claramunt. Los equipos participan en los campeonatos comarcales y provinciales, donde cada temporada se organizan grupos y calendarios que les enfrentan con clubes de otras localidades como Cervera, Mollerussa o Bellvís.
La celebración se ha aprovechado además para reivindicar la importancia de las bitlles como juego popular y herramienta de transmisión cultural. Durante la fiesta mayor, el club organizó una tirada abierta al público que llenó la plaza de vecinos y visitantes. La iniciativa permitió que niños y adultos descubrieran y probaran el deporte en un ambiente festivo. “Cuando alguien lo prueba y consigue marcar un diez, descubre que las bitlles tienen una magia especial que engancha”, afirma Claramunt.
El club es también un ejemplo de integración de género. Lo que en un inicio fue un espacio exclusivamente masculino, con el tiempo ha incorporado mujeres jugadoras. Aunque todavía son minoría, su presencia es cada vez más habitual y ha contribuido a dar una nueva dimensión al juego dentro de la entidad. Destaca que Claramunt ha sido distinguida en cuatro ocasiones como mejor jugadora de Lleida y acumula diversos trofeos individuales y colectivos. Uno de los grandes desafíos de futuro es el relevo generacional. La mayoría de socios actuales tienen una larga trayectoria y cuesta atraer a la juventud. Por ello, el club impulsa actividades de verano, con el objetivo de despertar vocaciones y garantizar la continuidad. “Los jóvenes tienen muchas opciones y las bitlles a menudo les parecen cosa de mayores, pero cuando lo prueban disfrutan como cualquiera”, asegura la presidenta. Pese a las dificultades, Claramunt se muestra optimista. La existencia de competiciones, la dimensión social del club y la implicación local son elementos que permiten que la tradición siga viva.