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El Barça, a la final sin piedad

Hunde al Madrid con una severa goleada y se planta en su sexta final de Copa consecutiva, algo que nadie había hecho antes

Luis Suárez, que ayer recuperó su olfato goleador, celebra el su segundo gol, anotado de penalti que él mismo forzó.

El Barça, a la final sin piedadEFE

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El Barça asaltó de nuevo el Santiago Bernabéu (0-3) para plantarse en su sexta final consecutiva y defender su título copero el próximo 25 de mayo en el estadio Benito Villamarín, donde espera rival (Valencia o Betis). El conjunto de Solari perdonó en una de las mejores versiones de la temporada y lo pagó con la eliminación ante un rival que puso la pegada y decantó la semifinal en dos escapadas del francés Dembélé y en un penalti. Luis Suárez salió con un doblete y el segundo tanto, el que acabó con el choque, lo introdujo en su portería Varane, aunque justo detrás estaba el uruguayo para machacar. Había merecido mucho más el Real Madrid, pero su negación ante la portería rival, la ausencia de un jugador que ‘mate’, fue aprovechada de forma milimétrica por un Barcelona que superó los momentos de crisis con más o menos fortuna y machacó en el segundo periodo. Ni siquiera necesitó que Messi protagonizara una de sus exhibiciones. El clásico demostró una vez más que no entiende de rachas ni momentos. Es un aparte en la temporada.

El Barça no fue el del punto de inflexión de Sevilla ni el Madrid el de las dudas renacidas. Los de Santiago Solari fueron protagonistas con el balón, la intensidad y las ocasiones. Mientras, sin usar al ‘terror blanco’ Messi, el Barça golpeó con un recuperado Luis Suárez en la reanudación de un partido que había observado hasta ese momento. De entrada hubo demasiado miedo o respeto. El conjunto azulgrana apostó por adueñarse del balón y circularlo pero sin riesgos, a ritmo demasiado parsimonioso, tanto que favoreció el éxito del dispositivo defensivo del cuadro blanco, concentrado atrás a la espera de tomar más ventaja en la eliminatoria. Los errores con el balón de los azulgranas permitieron a los pupilos de Solari vivir con más tranquilidad atrás y dar protagonismo al vértigo del brasileño Vinicius, tan peligroso como ineficaz en el remate. Valverde, que apostó por Sergi Roberto por delante de Semedo, quiso tener controlado el partido. No lo logró porque la gran esperanza del madridismo, Vinicius, se encargó de ello. Fue una auténtica pesadilla para Semedo y toda la zaga azulgrana. Como en encuentros precedentes, el brasileño disfrutó de un ramillete de importantes ocasiones ante Ter Stegen, alguna de ellas clamorosa. Otra vez le faltó el acierto en el remate y el Madrid, con Marcelo y Bale en el banquillo, no pudo dar un golpe de gracia a la selo mifinal. Todo lo contrario. Se llegó al descanso con la sensación de que los blancos habían perdonado y que para el Barcelona lo mejor era el resultado.

En la reanudación no le pudo salir mejor el planteamiento a Valverde. Muy pronto, Luis Suárez aprovechó un centro de Dembélé desde la izquierda, se adelantó a Ramos y comenzó a decantar el choque (0-1). Quiso reaccionar el Real Madrid pero Ter Stegen le sacó con una gran parada un cabezazo a Reguilón y Vinicius se inventó una gran jugada de nuevo sin éxito final. La respuesta azulgrana fue contundente. De inmediato, en cuatro minutos, cerró el compromiso con el autogol de Varane, tras otro envío de Dembélé, esta vez desde la derecha, y un penalti de Casemiro a Luis Suárez. Messi, que vivió un clásico tranquilo, quizás reservándose para el del sábado, le cedió el honor al uruguayo de terminar con un doblete. Este, con sangre fría, batió a Keylor Navas con un lanzamiento a lo Panenka para sellar una nueva presencia en una final de Copa. Será la sexta consecutiva para el Barcelona. Algo histórico. Buscará su quinto título en fila ante el ganador del encuentro entre el Valencia y el Betis. El sábado se escribirá, en el propio Bernabéu, el siguiente capítulo de clásicos, esta vez de Liga, y habrá que ver cómo asume este mazazo el equipo de Solari, al que, eliminado de la Copa y a nueve puntos en el campeonato doméstico, prácticamente solo le queda la baza de la Champions.

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