SEGRE

Canelles, viaje al centro de la Tierra

El paisaje del Montsec esconde muchos secretos. Algunos nos llevan a adentrarnos literalmente en la sierra. Es lo que tendremos que hacer para descubrir las interioridades de la central de Canelles. Prehistoria y tecnología punta dándose la mano en una visita sorprendente en que descubriremos que la presa de Canelles, de 151 metros de altura, fue a su tiempo la más alta de Europa.

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Instructiva para los pequeños y amena para los grandes, en una sola visita se combinan la prehistoria y la tecnología, los fósiles y la electricidad. Y, para hacerla más atractiva, todo se desarrolla dentro de las entrañas de la Tierra, con una temperatura constante que la hace idónea tanto en pleno verano como en medio del invierno.

Es lo que nos propone el Centre d'Interpretació de l'Energia i Geologia con un didáctico itinerario en la central hidroeléctrica del pantano de Canelles y a la Cova Negra de Tragó de Noguera. Llegamos desde Os de Balaguer, después de atravesar el sereno paisaje de la Sierra de Blancafort por una sinuosa carretera que requiere paciencia de conducción (aunque Canelles pertenezca al municipio de Os, una vía de acceso más sencilla es por Estopanyà).

En un edificio rehabilitado como sede del Centro, nos espera Benjamí, antiguo empleado de Endesa y ahora un experto guía que transformará el recorrido en una experiencia dinámica y pedagógica. Dentro del edificio, todo está perfectamente organizado. Planos y carteles colgados en la pared nos ilustran sobre la geología, el ciclo del agua y la transformación de la energía hidráulica en electricidad. El itinerario empieza en el aula entarimada, donde en cada silla descansa un casco que el visitante se tendrá que poner para entrar dentro de la central. Uno descriptivo audiovisual muestra el funcionamiento de las turbinas, los alternadores, las excitatrices, los transformadores, el parque de interruptores y la salida de líneas.

Una central modélica

Ya a fuera, Benjamí abrirá una enorme puerta que accede a un túnel, una maniobra que observamos con la misma emoción que si se abriera la inescrutable cueva d'Alí Babà y los 40 ladrones. Y es que la central contiene un pequeño tesoro, dado que

ostenta algún récord histórico europeo. El túnel es la única manera de llegar a la central, construida completamente dentro de la montaña, una ubicación nada común. Aparte de estar soterrada, otra característica es que aquí se visita la totalidad

de la central, cosa que nos aportará un valioso conocimiento global de este tipo de instalaciones.

La zona de producción, con tres turbinas independientes entre sí, genera electricidad para unos 34.000 hogares de 4 personas cada una. Y como la técnica ha evolucionado mucho, estas tres, del año 1957 y que todavía funcionan perfectamente, son pequeñas joyas históricas con el añadido que, a su momento, serían las más modernas de Europa.

En el fondo de la sala de turbinas se encuentra el centro de control, con una larga pared de pulsadores de colores, llaves, manivelas, controladores de voltajes e indicadores diversos que se han respetado desde el último día que fueron útiles. Hasta hace unos años, en este centro trabajaban quince personas (tres por turno) que llenaban las 24 horas del día sin embargo, al igual que ha pasado con el resto de centrales, desde hace unos años su accionamiento y vigilancia se efectúa remotamente desde un centro unificado de Lleida. De la sesentena de empleados que trabajaban en Canelles (técnicos, carpinteros, albañiles, etc.), se ha pasado a la total ausencia diaria de personal, que sólo acude para tareas rutinarias de mantenimiento y reparación.

Llegaron a trabajar sesenta personas. Ahora, más allá de las tareas de mantenimiento, todo está centralizado desde Lleida.

Otro récord histórico lo ostenta la presa: con 151 metros de altura, a su momento fue la más alta de Europa. De hecho, es tan alta que, a pesar de ser de las mayores de la cuenca hidrográfica del Ebro, sólo se ha podido llenar completamente una vez, el 1996. Otra singularidad de la presa es que tiene forma de arco, en la cual la presión de los millones de litros de agua empujan del medio hacia los extremos, fuertemente anclados en los laterales de la montaña. Tanto la forma curvada como la considerable altura se coge desde la base de la presa, una aproximación que en pocos sitios nos dejarían. Ligeramente mojados por el agua que asperja de la válvula de fondo, la perspectiva hacia arriba impresiona.

En el otro lado de donde estamos se apilan, ni más ni menos, que 680.000 millones de litros de agua y, aunque provengan de la simpática Noguera Ribagorçana y nos separen más de 20 metros de grosor de hormigón, en uno le crece la sensación de indefensión total hacia tal magnitud y de salir corriendo a la mínima sospecha de grieta en la estructura. Pero es un temor infundado. Repartidos por toda la presa y en los laterales de la montaña se han colocado detectores de movimiento que registrarían cualquier oscilación y activarían la alarma.

La forma y el rápido proceso constructivo de la presa, en sólo seis años (de 1953 a 1959), hace que todavía sea visitada por ingenieros y que se estudie a las facultades de Ingeniería. De la tarea de levantar la presa se encargaron unos 2.800 trabajadores que, con sus familias, vivían mayoritariamente en un pueblecito, construido de nuevo en la esplanada de una colina próxima, y que se denominó “poblat de Canelles”. El poblado, de más de 4.000 habitantes, disponía de chalets y casetas –según las categorías laborales–, iglesia, escuela, hotel, bares y tiendas y era diez veces mayor que cualquier otro pueblo de los alrededores. Habitado hasta 1983, fue derribado a finales de aquella década, y ahora sólo queda algún añico de muro.

La COVA Negra

Después de la visita a la central hidroeléctrica y sus anchos pasadizos subterráneos, iremos a adentrarnos en otro pasillo, en este caso natural, de la Cova Negra (Cueva Negra). Provistos con un casco y una luz frontal que el Centre d'Interpretació tiene preparados, caminaremos por un corto sendero por el regazo de la montaña hasta la Cueva. Su origen se debe a la evacuación de agua de la sierra, que ejercía una presión de tal magnitud que fue excavando la roca de la montaña, confiriendo a las paredes una textura aseada de colores y formas sorprendentes. Para encontrar tanta agua tendremos que retroceder al Jurásico, periodo en que el océano de Tetis cubría casi toda Europa. Después, cuando el mar retrocedió, dentro de la montaña se fue filtrando agua calcárea que dio lugar a las profusas estalactitas, estalagmitas y columnas que llenan la cueva. La Cova Negra fue habitada desde unos 9.000 años atrás hasta la edad media, al igual que lo fueron las vecinas cuevas Tortuga y Gat, desaparecidas al ser rellenadas completamente de hormigón para evitar las filtraciones de agua a los cono traforts de la presa. El sinuoso trazado de la Cova Negra es transitable 915 metros, en un firme prácticamente plano y sin peligro, y está dotado con varios focos de luz, cosa que elimina el miedo de algunas personas a la oscuridad absoluta. De hecho, la cueva tiene 1.415 metros de longitud, pero llegar al final lo reservamos para los muy expertos, dado que primero hay que escalar por un estrecho agujero de 60 metros de alto.

La construcción de la central supuso la creación de un poblado (con vecinos hasta 1983) donde vivían 4.000 personas

Incrustados en la pared de la cueva se adivinan fósiles de animales marinos, algunos de los cuales son tan evidentes que incluso el más profano les sabe reconocer. Los fósiles, de unos 100 millones de años, son una verdadera atracción científica, hasta el punto que estudiosos europeos y americanos han venido para investigarlos. Pero dentro de la cueva también viven animales vivos, y no precisamente dragones. Con un poco de suerte veremos alguno de los pocos sàputs de una especie endémica que sólo habita aquí. Menos dificultad se necesita para observar murciélagos que hay colgados del techo, aunque habrá que estar muy acostumbrado para distinguir qué ejemplar pertenece a cada una de las 13 especies censadas.

Las misteriosas pinturas

Por las paredes y los túneles de hormigón de la central hidroeléctrica aparecieron unas pinturas rupestres. Nadie sabía quién las había dibujado, ni cuando ni por qué. Hace unos años, durante una visita guiada, un jubilado nonagenario explicó que había sido un maestro de la República exiliado en la URSS. Volvió a la década de los cincuenta y cuando se enteró de que la Cova Tortuga sería inundada de hormigón, se apresuró a reproducir las sesenta pinturas rupestres de su interior en las galerías de la nueva central. Misterio resuelto, pues. Desgraciadamente, a pesar del encomiable esfuerzo, por varias razones (tipo de pintura usada, humedades, etc.) sólo se conservan unas cuantas en una sala de transformadores.

Este es uno de los muchos secretos que esconde la visita a la central de Canelles y la Cova Negra.

Centre d’Interpretació de l’Energia i Geologia La central de Canelles i la Cova Negra només es poden visitar de forma organitzada a través d’aquest Centre d’Interpretació. Informació i reserves: Os Aventura www.osaventura.com Telèfon de reserves: 639 772 265 i 669 757 639 Correu electrònic: os.cultura.aventura@telefonica.net

Además

Depósito de sal marina: Cerca de la presa, y a unos centenares de metros de profundidad, se encuentra un inmenso depósito de sal, producto del largo proceso de sedimentación del mar que se iba retirando. El mineral salino es tan grande que comunica con el depósito de sal de Cardona. Tanta sal soterrada hizo que una empresa invirtiera en su extracción industrial, por lo que realizó unas prospecciones de muestreo. Finalmente, por la oposición de los vecinos y el grave impacto ambiental que ocasionaría la extracción con fracking, el proyecto se abandonó.

Blancafort y Leo Messi: Con la construcción de los pantanos de Canelles y de Santa Anna, el agua cubrió totalmente los núcleos de Canelles, Boix, Tragó de Noguera i Blancafort. A disgusto, los residentes tuvieron que dejar sus casas, coger las pertenencias y emigrar a otros lugares próximos, o lejanos, como Francia o México. En 1928, de Blancafort se había marchado todavía más lejos, a la Argentina, Rosa Mateu Gese, una joven de 18 años. En Sudamérica se casó con Josep Pérez, de Bellcaire d'Urgell, que serían los repadrinos del jugador del FC Barcelona Leo Messi. Una exclusiva del diario SEGRE del 2009 que hizo la vuelta al mundo.

Los pantanos y los ríos en el móvil: ¿Quieren saber el nivel y el volumen de agua del pantano de Canelles, o cualquier otro de la Conca de l'Ebre? Pues bájense la aplicación gratuita SAIH Ebro (disponible para Android e iOS) y también sabrán el caudal y el nivel de los ríos, tanto el actual, el de hace unas décadas o la previsión para las próximas 72 horas. Una herramienta muy práctica.

tracking