METEOROLOGÍA
Dorsal cálida, altitud e isla de calor: ¿Por qué la ciudad de Lleida se calienta tanto?
El aumento de temperatura ya superó la pasada década los del Estado y el conjunto del planeta. Una “dorsal cálida”, la baja altitud y el efecto isla de calor dispararon en junio los termómetros cinco grados por encima de lo normal

Un termòmetre s’atansa als 40º a la plaça de l’ajuntament de Seròs, al Baix Segre. - JORDI ECHEVARRIA
S on valores sin precedentes para Lleida en un mes de junio”, explican fuentes de Aemet sobre las elevadas temperaturas que se registraron en la capital de Ponent a lo largo del mes pasado, en el que “prácticamente todos los días del mes, salvo alguno, la temperatura ha estado varios grados por encima de lo normal”.
Los registros son inquietantes: la anomalía de +4,9º que se dio en la ciudad fue “la mayor entre todas las capitales de provincia del Estado”, casi un grado y medio por encima de la registrada en su conjunto. Y a ese dato se le suman otros que elevan esa inquietud, como el hecho de haber superado los 35º veinte días de treinta, haber pasado 233 horas (de 720) por encima de 30º o haber sumado quince noches tropicales , algo que implica que “la mitad de todo el mes la temperatura mínima en Lleida ha sido igual o superior a 20º”.
Lleida está sufriendo de manera especialmente intensa los efectos del calentamiento global, con un desmesurado aumento de las temperaturas para el que los expertos tampoco acaban de hallar una explicación más allá de la tendencia global.
En los últmos años ya se habían dado algunos avisos sobre lo que estaba empezando a venirse encima de los leridanos, ya que la ciudad registró la pasada década, la de 2011 a 2020, un aumento de la temperatura superior al del conjunto del Estado y también al que se registró en el planeta. La media de ese decenio en la ciudad fue de 15,79º, tres cuartos de grado por encima de los 15,04º del periodo de 1981 a 2010 y superior, en cualquier caso, tanto al avance de 0,58 del conjunto del territorio del Estado en ese mismo periodo, al 0,73 de sus 52 principales ciudades y al medio grado del conjunto del planeta.
“Especialmente en la última década las temperaturas de los veranos ha aumentado considerablemente. Está claro que esta tendencia se enmarca dentro del calentamiento global”, explican las mismas fuentes, que consideran que “serían más limitadas” las posibilidades de que otros factores hayan tenido una influencia decisiva.
No obstante, sí parece haber una explicación científica para “el extraordinario calor de junio”, que se debió “principalmente” a la “permanencia de una dorsal cálida en niveles medios y altos de la troposfera sobre gran parte de la península ibérica” y que ha actuado como una “extensión de las altas presiones norteafricanas que se dan en dichos niveles”.
A esa situación se le suman dos factores. Uno de ellos es la baja altitud de la ciudad, de solo 167 metros, que intensifica los efectos de esa dorsal cálida.
El otro es la isla de calor que genera la acumulación de cemento y hormigón del núcleo urbano. Las fuentes consultas en la Aemet apuntan a “una relativa mayor influencia” de ese fenómeno en las temperaturas mínimas, vistas las diferencias en los registros de ese dato entre su estación, incluida en la trama urbana, y la de Meteocat, situada fuera de esta. Un estudio de la Paeria concluye que la isla de calor llega a provocar diferencias de lhasta 13º entre zonas de la ciudad.