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El perfil genético del sospechoso de asesinar un taxista de Lleida, hallado en una lata

El presunto autor es J.D.C.G, un vecino de la Mariola de 24 años que los Mossos d’Esquadra detuvieron un año y medio después

Demanen 23 anys de presó per al jove acusat d’assassinar un taxista a Lleida l'any 2022
Albert Guerrero
Lleida

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El asesinato de M.E.S., el taxista leridano de 43 años que murió tras ser cosido a puñaladas —un total de 27— la madrugada del domingo 10 de abril del año 2022 en La Bordeta, causó una enorme conmoción. Tres años y medio después, el caso está a punto de llegar a juicio. 

El presunto autor es J.D.C.G, un vecino de la Mariola de 24 años que los Mossos d’Esquadra detuvieron un año y medio después. Las partes —Fiscalía, acusación particular y defensa— ya han presentado sus respectivos escritos ante el juzgado de Instrucción 4 de Lleida para un juicio que se celebrará con jurado popular.

La Fiscalía solicita una condena de 22 años y medio de cárcel y otros cinco de libertad vigilada por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento mientras que la acusación particular, ejercida por el letrado Carles López, la eleva hasta los 23 años de prisión y los ocho de libertad vigilada, según ha podido saber este periódico. Además, el Ministerio Público solicita una indemnización de 296.192 euros para la viuda y los dos hijos pequeños de la víctima y la acusación solicita 430.000 euros. En cambio, la defensa pide la absolución.

El ADN que había en el mango del cuchillo con el que asesinaron al taxista tenía dos ADN, el de la víctima y el del presunto autor. Los Mossos consiguieron hallarlo tras una minuciosa investigación porque no figuraba en la base de datos de delincuentes que han cometido delitos graves.

Por una parte, determinaron que el arma era de uso profesional y que era de un lote que había adquirido una empresa cárnica de Ponent. Cotejaron los trabajadores que tenía y había tenido la empresa y descubrieron que un empleado que había trabajado hasta un mes antes del crimen también aparecía en las imágenes de una cámara cercana a la parada de taxi y, posteriormente, corriendo en una calle cercana al lugar del crimen.

Para ello, le hicieron varios seguimientos y decidieron recoger muestras que el joven pudiera dejar sin que fueran descubiertos. De esta forma, recuperaron una bolsa de basura instantes después de que J.D.C.G. la tirara en un contenedor. Entre los desechos, había una lata de bebida y de allí obtuvieron una muestra. También recogieron la saliva de un escupitajo que lanzó a la acera. Ambas muestras fueron enviadas a un laboratorio de última generación con avanzadas técnicas. Cruzaron los perfiles –el del mango y los otros dos– y eran coincidentes.

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