ENSEÑANZA
Nicolau Galdeano: «Los padres no respetan la autoridad de los docentes y sus hijos tampoco»
Fue inspector de Educación durante 39 años. Define su profesión como “los ojos” de Educación en los centros, cree que los cambios continuos de leyes son un “desastre” y dice que Lleida recibe cada año durante el curso tantos alumnos como toda Finlandia

Nicolau Galdeano - AMADO FORROLLA
Lleida acoge desde ayer y hasta mañana el XXV Encuentro Internacional de la Inspección de Educación, con 300 participantes de todo el Estado y de otros países, que debaten sobre los retos de su profesión ante los cambios sociales y tecnológicos. Emili Duró pronunció la conferencia inaugural en la Seu Vella y después hubo un reconocimiento a inspectors jubilados, entre ellos Nicolau Galdeano, con 39 años de trayectoria, todos en Lleida.
¿Qué funciones ejerce un inspector educativo?
Es un trabajo muy diverso. Desde atender situaciones de emergencia en un centro, como las afectaciones por un aguacero, o qué hacer con los alumnos si se va la luz en invierno, hasta ordenar el sistema educativo e implementar propuestas de mejora. Yo en los últimos años trabajé en implementar la enseñanza por proyectos en FP y el sistema dual en Catalunya. Somos motor de cambio en el sistema educativo y velamos porque todo se haga de acuerdo a la ley y para elevar el nivel, avanzando de forma inclusiva. Nos definen el rigor, la supervisión de la ley y las evidencias de lo que funciona mal para corregirlo y lo bueno para potenciarlo.
Habla de subir en nivel en el sistema educativo y en Catalunya los resultados no son buenos.
Si Lleida fuera una comunidad uniprovincial, sería otra cosa, porque tenemos de los mejores resultados académicos del Estado y el secreto es que tenemos una gran escuela rural. Un niño de 7 años escucha lo que la maestra explica a los de 8 y 9 y, además, no se puede ‘escaquear’ porque son muy pocos. Pero solo representamos un 10% de Catalunya. Es un trabajo de la inspección contribuir a mejorar las competencias.
¿Qué opina de los continuos cambios de leyes educativas?
Es una desgracia para el país, un gran déficit. Debería ser como en los países nórdicos, donde hay un gran pacto de Estado de educación y no cambian la ley, gane quien gane. Las que están menos subyugadas a la política son las de la FP, porque manda Europa. Es una lástima que cambien cada cuatro días, un desastre. Un país es rico si tiene educación, ciudadanos formados, no si tiene petróleo.
También existe la autonomía de centro y se han introducido las nuevas tecnologías ¿Eso afecta también?
Las aulas son muy diversas y los profesores tienen mucha rotacion de centros. Igual están en uno que funciona por proyecto y luego en otro que no. Se ha de formar al profesorado de acuerdo a las nuevas estrategias metodológicas y a las nuevas tecnologías. Y tenemos que incluir a todos, hay muchos ritmos de aprendizaje y todos han de hacerlo con la misma calidad. No tenemos que abandonar a los que avancen más porque hay otros que avanzan menos.
¿En qué ha cambiado el trabajo de inspector educativo a lo largo de los años?
Antes nuestra función era controlar si los docentes iban a trabajar, constatar que daban sus clases, y ahora es ayudar a los centros en el reto de la integración de tanta población nueva que llega y que es muy difícil de engullir. En Lleida ciudad llega en un año el mismo número que en toda Finlandia. Tenemos que integrarlos con garantías de calidad e inclusión. La escuela es el lugar más integrador, en la escuela todos son iguales. Es un gran reto porque va llegando un aluvión a lo largo del curso.
¿La relación con las familias también ha cambiado?
Ahora intervenimos muchísimo con familias. La escuela es un reflejo de la sociedad y en los últimos años hemos intervenido en muchos conflictos porque los padres no reconocen la autoridad de los docentes y, por tanto, los hijos tampoco. En los últimos 4 años yo intervine en muchos.
¿Cuál es principal reto para la inspección educativa?
Tener un hilo conductor claro de actuación dentro de las escuelas. Evaluar el sistema educativo y dar recetas a la administración para modificar los déficits y potenciar lo bueno. Somos los ojos del departamento, otra cosa es que nos hagan caso.