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La toma de posesión del Govern tuvo ayer como grandes protagonistas a los políticos que permanecen en prisión o en el exilio desde la aplicación del artículo 155, que fueron recordados en todo momento por las cartas que leyeron sus familiares, así como por un gran lazo amarillo colocado en una de las sillas reservadas a los miembros del Govern. Al inicio del acto, los asistentes aplaudieron y ovacionaron al grito de “libertad” a los allegados de los soberanistas, que ocuparon un lugar destacado del salón Sant Jordi, frente a los consellers, el president Quim Torra y el presidente del Parlament, Roger Torrent. Entre todos ellos destacaba la esposa del president Carles Puigdemont, Marcela Topor. “Esta es la carta más difícil que he escrito, como difícil es el momento político que vive Catalunya, pues los poderes del Estado no aceptan aquello que dicen las urnas y actúan para combatirlo”, leyó la esposa de Jordi Turull, que subrayó que por el hecho de estar en prisión no dejará de tener las mismas ideas. En esta línea se expresaba la presidenta cesada del Parlament, Carme Forcadell, que pidió a los catalanes “que no nos olviden nunca”. La banda sonora de la ceremonia fue a ritmo de El cant de la senyera, que entre el público emocionó al expresident Pasqual Maragall, alejado de la vida política desde que le detectaron alzheimer en 2007. La mesa en la que los consellers tomaron posesión del cargo estuvo presidida por un Sant Jordi de plata que habitualmente se encuentra en la capilla del Palau.

Una vez terminado el acto, trabajadores públicos retiraron el tapiz con el escudo de la Generalitat que colgaba del balcón del Palau y lo cambiaron por una pancarta con el mensaje “Llibertat presos polítics i exiliats”.

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