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POLÍTICA CATALANA

Sí al diálogo, pero sigue la crisis

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El presidente de la Generalitat, Quim Torra, avisó ayer que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se quedó “sin crédito” y reiteró su ultimátum para antes de noviembre, en una sesión de control en el Parlament en la que la crisis del soberanismo siguió siendo uno de los temas principales. El líder del PSC, Miquel Iceta, le pidió que no imponga “condiciones imposibles” al diálogo y Torra afirmó que el “diálogo estará siempre presente”.

Torra defendió que gobierna para todos los catalanes, independentistas o no, y afirmó que la autodeterminación y la situación de los presos soberanistas es su prioridad. Añadió que “la implicación de la Zarzuela y la Moncloa ha llegado a un grado de indecencia y de comportamiento mafioso”, calificando su actitud de ataques al autogobierno y presiones tras el 1-O para que empresas se marcharan de Catalunya.

Reclaman 5,2 millones de euros a Mas, Ortega, Rigau y Homs, que ya han aportado como fianza

Iceta recordó que la Generalitat se comprometió a crear antes del verano un espacio de diálogo entre los partidos catalanes para abordar soluciones, y lamentó que lo único que hacen es “aguantar”. Torra defendió su compromiso de no abandonar la bandera del diálogo, pero aseguró que no puede renunciar a la independencia y que Sánchez no tiene esta actitud dialogante, sino que es pura “retórica”. Sobre la supuesta ruptura del Govern, JxCAT afirma que “no hay fractura del independentismo” y defendió la discrepacia política. ERC, por su parte, pidió “generosidad y valentía” para recuperar cuanto antes la unidad de acción. El portavoz del PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano, espera que los independentistas pongan fin al “espectáculo” de sus diferencias porque “no es bueno” para Catalunya.

El president del Parlament catalán, Roger Torrent, reclamó ayer en Catalunya Ràdio “unidad y una estrategia conjunta del independentismo” para “mirar hacia adelante sin recelos, porque eso sería la muerte del movimiento”. Su propuesta es la de una estrategia conjunta “amplia, contando con las entidades y fuerzas políticas que representan el 3-O”. En el Parlament, Torra también solicitó la “desobediencia y resistencia” del 1-O a los catalanes.

El expresident de la Generalitat, Artur Mas, afirmó ayer que el juicio por las responsabilidades contables derivadas del 9-N es “una venganza” de Sociedad Civil Catalana (SCC) y la Asociación de abogados catalanes por la Constitución y también del PP, que no quedaron “satisfechos” con las condenas por desobediencia y las multas de los juicios penales. “Nos quieren inhabilitados y ahora también arruinados”, manifestó. Sin embargo se mostró tranquilo y satisfecho al considerar que han podido dar las explicaciones pertinentes para demostrar que “no hay ninguna responsabilidad contable”.

Mas defendió que no firmó ningún decreto ni hicieron ninguna memoria económica del 9-N porque fue un proceso participativo impulsado por voluntarios y que, por tanto, no era diferente a la consulta prevista por el Govern y suspendida por el Tribunal Constitucional. La exvicepresidenta, Joana Ortega, aseguró que “todos los expedientes pasaron por los interventores y la asesoría jurídica”. La exconsellera, Irene Rigau, justificó la compra de los más de 7.000 ordenadores en la necesidad de modernizar la enseñanza y añadió que “no hubiera comprado más ordenadores de los necesarios”. El exconseller de Presidència, Francesc Homs, reconoció que con la suspensión del TC se modificaron partidas y que el dinero acabó saliendo del fondo de contingencia pero defendió que, en todo caso, la modificación se hizo siguiendo todos los criterios de la ley general de presupuestos y que “nadie la impugnó”.

El abogado de SCC, Manuel Zunón Villalobos, dijo que las declaraciones fueron “útiles” porque evidenciaron “aspectos subjetivos” sobre “actos de planificación, enmascaramiento y desobediencia”.

Casado presiona a Ciutadans a presentar una moción de censuraEl líder del PP, Pablo Casado, cree que la ruptura entre ERC y el PDeCAT del Parlamento de Catalunya, y la subsiguiente pérdida de la mayoría absoluta independentista, otorga a las formaciones constitucionalistas una “oportunidad histórica” ??que hay que aprovechar. Por este motivo pidió a Ciudadanos (Cs) que presente una moción de censura contra el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que además permitirá visibilizar “la posición de los socialistas”. Su propuesta, sin embargo, choca con la estrategia de Cs aduciendo que para hacerla prosperar serían necesarios 68 votos en el Parlament y “los números no dan”. Por su parte, la Moncloa cree que una moción de censura contra Torra sería contraproducente porque aglutinaría de nuevo el independentismo.

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