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PANORAMA

Marchena se ha metido en un lío

Los juristas destacan que el propio Supremo se comprometió a tomar medidas si Junqueras era declarado inmune || Temen que el interés de Estado prevalga sobre los derechos fundamentales

La Sala del Supremo en el primer día del juicio al ‘procés’.

La Sala del Supremo en el primer día del juicio al ‘procés’.ACN

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Josep Maria Tamarit, catedrático de Derecho Penal de la UdL y de la UOC, explica que son una incógnita los pasos que dará el Supremo a raíz de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). “Veremos cómo se sale del lío en que se puso al presentar la cuestión prejudicial, que ahora le obliga a tomar una decisión incómoda”. Aparentemente la decisión de Luxemburgo podría liberar a Junqueras mientras se tramita el suplicatorio y anular la condena. Tamarit lo explica de esta forma en el artículo que aparece en esta página: “es razonable pensar que, una vez que un ciudadano se convierte en inmune, el procedimiento se debe paralizar mientras la Cámara [europea] no autorice que pueda seguir, porque a ella corresponde valorar si la continuación del proceso supone una interferencia”. Y añade: “si así se entiende, la sentencia debe declararse nula y el procedimiento debería volver al momento anterior al que se produjo el vicio de procedimiento, a fin de que el Tribunal hiciera el suplicatorio y sólo después de una autorización por parte de la Cámara podría seguir el procedimiento hasta llegar, si fuera el caso, a una sentencia condenatoria. Y de momento debería pronunciarse sobre si vuelve a poner a los presos en prisión preventiva, permitiendo, eso sí, que Junqueras pueda ir al Parlamento europeo mientras no se resuelva el suplicatorio”.

Todo eso comportaría, qué duda cabe, un terremoto jurídico y político. Simeó Miquel y Celestí Pol, dos abogados leridanos que cubrieron para SEGRE las sesiones del juicio al procés durante 4 meses, destacan algunos aspectos fundamentales de la resolución de Luxemburgo. Miquel, en un artículo publicado por este diario el pasado viernes, calificaba la sentencia como “un bálsamo” después de “los años que llevamos asistiendo a resoluciones judiciales que nos hacen dudar de todo aquello que pensábamos que era el derecho”. Según Miquel, “buena parte de los europeos hemos compartido históricamente la creencia en el derecho como ratio scripta. Nos reconforta comprobar que esta vocación se conserva en muchos tribunales europeos”. Por su parte, Pol es pesimista. En el artículo que se publica en esta página destaca que el párrafo 42 de la sentencia de Luxemburgo deja claro que el Supremo se comprometió a aplicar la decisión del TJUE, pero “teniendo en cuenta sus antecedentes recientes cuando ha tenido que decidir entre la defensa de los derechos fundamentales y los intereses de Estado, no parece que haya mucho margen para el optimismo”.

El optimismo lo pone Miquel. La resolución del TJUE “puede ser considerada positiva en muchos aspectos. Creo que también en el de la recuperación de la confianza en el derecho”. Una sentencia para volver a creer.

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