FUNDACIÓ "LA CAIXA" INICIATIVAS
Aprender a vivir con el luto
El programa para la atención integral a personas con enfermedades avanzadas ha acompañado a Lleida además de 7.000 pacientes y y casi 9.000 familiares
Quiere contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas en el fin de su vida, a través del cuidado y la atención a aspectos emocionales, sociales y espirituales
Ante la pérdida de un ser querido, experimentamos todo tipo de emociones. Tristeza, añoranza, pero también rabia e impotencia. Y a menudo desconocemos cómo gestionarlo. A afrontar el proceso de duelo, en el caso de los familiares, contribuyen programas de ámbito estatal como el impulsado por Fundació “la Caixa”, para la atención integral a personas con enfermedades avanzadas.
El objetivo es contribuir a mejorar la calidad de vida de estas personas que llegan a la etapa final de su vida y de sus familiares. En dieciséis años de trayectoria, en Lleida ha atendido a 7.316 pacientes y a 8.937 familiares en el acompañamiento del luto. Una circunstancia por la que atraviesa a Rosa Maria Porta. “En mi caso, en un año he experimentado la pérdida de mi padre y mi hermano. Y eso es una ruptura tremenda en todos los sentidos, emocionales, con la vida, en el día a día”, explica. Un profesional del ámbito de la sanidad le hizo ver e incluso el entorno de casa, que "necesitaba de este espacio de conversación porque además es un luto que sufres tú pero trasciende a los que te rodean", reflexiona.
Ella es una de las personas atendidas por la psicóloga Vanesa Aresté, coordinadora del equipo de atención psicosocial (EAPS) Domus Vino Lleida. Un equipo de cinco profesionales opera por toda la provincia con el fin de “dar servicio y cobertura a estas necesidades que a la atención sanitaria pública no se contemplan o no entran en la cartera de servicios”, explica Aresté. En este sentido, “nosotros acompañamos en el proceso de duelo en este camino para ir elaborando este sentimiento de pérdida”. Tal como señala, “lo que hacemos como psicólogos es crear un espacio de seguridad, de confianza, donde la persona pueda expresar entrega estos sentimientos sobre la pérdida”. Y, el que es bastante importante, “orientar y validar sobre todo aquellas emociones y reacciones que se viven en torno a un proceso de duelo”, observación Aresté.
Con la terapia, se pretende “naturalizar y normalizar esta vivencia. Yo siempre digo que el luto es el coste de la vinculación, es decir, si has amado a una persona, cuándo muere o deja de estar con nosotros se vive como una pérdida”. Y en estas situaciones, sea por muerte, pero también por ausencia de la persona, que requiere un apoyo emocional, “se trata de intentar encontrar un sentido a la vida sin la persona, intentar facilitar toda la gestión de aquellas emociones como pueden ser la tristeza, la desesperanza, la añoranza, pero también la rabia o el miedo al futuro”, argumenta la psicóloga. Por otra parte, como profesionales, “también somos un puente para que la gente haga mucho autocuidado”.
Y es que, como afirma Rosa Maria, “estás hablando de sentimientos, cosas que te han pasado y sabes que la terapia será una hora en que seguramente te vaciarás. Porque no vienes para hablar de cosas sin mucha trascendencia, no vienes para distraerte, sino que vienes a una terapia para expresar los sentimientos. Muchas veces le he comentado a Vanesa, porque no te he llamado antes para venir? porque realmente cuando sales de la consulta es como si hubieras sanado un poco, sabes que te ayuda a sanar”.
Proyecto innovador que complementa la asistencia sanitaria
Nacido en el 2008, esta iniciativa pionera brinda atención integral a las personas con enfermedades avanzadas y sus familiares. Así que, aparte de la atención sanitaria, lo complementa con equipos profesionales que ofrecen intervención psicosocial y espiritual. Por todo el Estado dispone de 65 equipos de atención psicosocial (EAPS) formados por 300 profesionales entre psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, médicos, agentes pastorales y voluntarios, y tiene presencia a las 17 comunidades autónomas y a la ciudad autónoma de Ceuta, que hacen trabajo en el ámbito hospitalario, en el domiciliario. Y desde el año 2020, han ampliado su radio de acción a las residencias de personas mayores.
Les cifras son ilustrativas. En dieciséis años, han atendido a más de 300.000 pacientes y 385.000 familiares a todo el Estado y en un año, tratan a por término medio más de 34.000 pacientes y más de 39.000 familiares.
Con este programa, avalado por la Organización Mundial de la Salud (OLMOS) y merecedor de premios internacionales, la Fundación pretende complementar la actuación de la Administración en el ámbito de las curas paliativas y la atención a las personas con enfermedades avanzadas en España. Por otra parte, también aspira a sensibilizar a la sociedad a fin de que conozca qué son las curas paliativas y entienda las peculiaridades de la etapa final de la vida.
Para hacerlo posible, el proyecto se articula en siete líneas de acción. Por una parte, la atención psicosocial, mejorando las curas paliativas a los enfermos avanzados y ayudando al paciente y familia a afrontar el día a día de la enfermedad. De la otra, la atención espiritual, siempre con el máximo respecto a las creencias y convicciones de cada persona. En tercer lugar, la atención a todas aquellas personas afectadas por la pérdida de un ser amado y que piden y requieren ayuda profesional, así como prestar apoyo a los profesionales sanitarios en aspectos como la comunicación en situaciones difíciles y la gestión del estrés.
Sin embargo, un eslabón esencial del programa son los voluntarios. Más de un millar de personas ofrecen de manera altruista acompañamiento a aquellos enfermos avanzados que viven en soledad o añaden valores humanos y complementan la atención a enfermos y sus familiares. Estos, a fin de que puedan relajarse, descansar y disponer de intimidad en un entorno acogedor, pueden disponer de seis espacios de atención integral ubicados en seis centros sanitarios, como el Hospital Clínica de Barcelona o el Consorci Sanitari del Garraf en Sant Pere de Ribes.