Ribera d'Urgellet protege el talud de la carretera de acceso a Torà de Tost
Un informe del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña detecta once puntos de esta vía donde hay que hacer una actuación
El talud de la carretera de acceso a Torà de Tost, en Ribera d'Urgellet (Alt Urgell), donde se colocarán nuevas mallas de protección.
El talud de la carretera que da acceso al núcleo de Torà de Tost desde la C-14 donde en junio de 2018 se produjeron varios desprendimientos que obligaron a cortar la vía durante prácticamente tres meses se está reforzando con nuevas medidas de seguridad. Concretamente, se està acabando de apuntalar y proteger con mallas la zona que quedó descubierta en las obras que se llevaron a cabo en aquel momento. Aparte de estos trabajos, el Ayuntamiento de Ribera d'Urgellet (Alt Urgell) también tiene previsto acondicionar de forma inmediata otro punto de la vía, después de que un informe del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) detectara hasta once que presentaban peligro y determinara en cuáles de ellos había que actuar de forma prioritaria.
Dos terceras partes de la intervención, que tiene un coste de unos 60.000 y se alargará tres semanas, están financiadas a través de una subvención de dinamización territorial de la Generalitat y el resto con fondos propios del Ayuntamiento de Ribera d'Urgellet. Su alcaldesa, Josefina Lladós, ha destacado que esta ayuda está destinada a zonas en riesgo de despoblación y donde se está impulsando nueva actividad económica. Además, ha detallado que en Torà están aflorando nuevas casas de turismo rural y que al conjunto del Valle de Tost hay diferentes iglesias declaradas como Bien Cultural de Interés Local (BCIL).
Con respecto al resto de actuaciones que precisa la carretera, Lladós ha dicho que aunque desde el consistorio se querrían abordar estos trabajos "los recursos son actualmente limitadísimos". Así, se prevé seguir pidiendo nuevas subvenciones con el fin de "poder ir actuando de manera consecutiva". De hecho, según el estudio del ICGC, el tramo que presenta más riesgo se concentra en los primeros seis kilómetros de los prácticamente diez que tiene la vía.
La actuación que se llevó a cabo en 2018 en el punto del desprendimiento contó con un presupuesto de 75.000 euros, 40.000 de los cuales aportados por la Diputación de Lleida, que se encargó de elaborar el proyecto y del seguimiento de las obras. El tránsito rodado por la carretera se recuperó a finales del mes de agosto de aquel año, tres meses después de que se produjeran en pocas horas de diferencia dos desprendimientos de rocas, hecho que obligó a evaluar el riesgos que presentaba la vía en este punto.
