Campeones de Liga y doblete

El Barça no dejó escapar la ocasión y ayer selló el vigésimo quinto título liguero y el octavo doblete de su historia, después de imponerse por 2-4 a un Deportivo que certificó su descenso a Segunda. Una semana después de ganar la Copa del Rey ante el Sevilla, el conjunto de Ernesto Valverde cerró la reconquista de la corona liguera, la séptima en una década, y ahora podrá celebrarlo el domingo en el clásico ante el Madrid.

Valverde quería ganar la Liga en Riazor y afrontar este clásico con el campeonato resuelto, sin necesidad de prolongar la espera. De una pérdida del Deportivo cuando intentaba elaborar uno de sus primeros ataques, surgió una contra del Barça que los locales no supieron frenar. Dembélé firmó su séptima asistencia de la temporada y Coutinho la clavó con la rosca (0-1). Al Deportivo no solo se le escapó la posibilidad de empatar en varias ocasiones. Espoleó al Barça y fue castigado. Dembélé lanzó otra contra mortal, el balón llegó a los pies de Luis Suárez, inédito prácticamente hasta entonces, y con el exterior se lo dejó a Messi en el segundo palo. El argentino lo cazó de primeras y acertó (0-2).Lejos de dejarse caer a la lona y tirar la toalla, los de Seedorf volvieron a levantarse con una fe impropia de los que ya están a punto de irse a Segunda. Para tratar de escapar del infierno, Krohn-Dehli rescató uno de los pases que le llevaron al Sevilla, Borja lo recogió en el área y Lucas no falló (1-2).

El equipo azulgrana podrá celebrar el título de Liga el domingo en el clásico del Camp Nou ante el Madrid

El Deportivo emuló al Barça en la segunda mitad para restablecer la igualada a los 64 minutos. Krohn-Dehli combinó con Borja, que hizo tiempo para que llegara Borges al segundo palo y desde allí el costarricense le dejara en bandeja el tanto a Çolak (2-2). El partido se rompió hasta que Valverde movió banquillo y retomó el mando con la entrada de Denis Suárez y Paulinho. El Barça tuvo la sentencia en las botas de Luis Suárez. A los 73 minutos, remató al lateral de la red y después, en el 80, perdonó ante el guardameta gallego. No lo logró el uruguayo, pero se lo regaló a Messi y, además, por partida doble para que el argentino adelantara a Salah en la lucha por la Bota de Oro y dejara la Liga sentenciada.