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El adiós de Merkel

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Sin Angela Merkel al volante pero con el Brexit en puertas y con Donald Trump y Vladímir Putin circulando en dirección contraria el año que estrenamos va a poner a prueba la solidez de la UE. La canciller ha sido pieza clave en la política y en los acuerdos que han permitido mantener el rumbo de la Unión pese a los problemas que se derivan de la salida del Reino Unido y, a pesar, también, de las tensiones que crean los partidos populistas en Italia, Austria, Hungría o Polonia. Por no hablar del crecimiento de este tipo de organizaciones en Francia, Holanda y de manera inquietante, también en Alemania.

Merkel se va en un momento crucial. Quizás el peor por el que atraviesa la UE desde la crisis económica y la llegada masiva de refugiados que huían de la guerra de Siria. La canciller apostó por acoger al grueso de la avalancha de emigrantes creándose muchos enemigos políticos en Alemania. De hecho, AfD, el partido de la extrema derecha que ha entrado en algunos de los parlamentos regionales y en el propio Bundestag (91 escaños), encontró en el rechazo de una parte de la población a los emigrantes su mejor caldo de cultivo. Algo parecido pasó también en Italia, en este caso con el agravante de que la Liga Norte, un partido xenófobo, forma parte del Gobierno de Roma. Merkel se va y en cierto modo deja solo a Macron como principal paladín de la Unión. Un paladín debilitado políticamente en razón de la crisis por la que atraviesa Francia a raíz de la potente contestación social provocada por algunas de sus reformas. La revuelta de los “chalecos amarillos” ha puesto en evidencia la orfandad política de un presidente que pese a contar con mayoría en la Asamblea Nacional, no tiene detrás un partido político en el que apoyarse. Si anotamos que la salida del Reino Unido tiene fecha (30 de marzo), pero Londres todavía no ha resuelto como aplicar el Brexit, se podría concluir que en este año será puesta a prueba la solidez del pacto político entre los países de la UE. Ni Trump en Washington, ni Putin en Moscú derramarían una lágrima si la Europa unida actual se fuera a pique. Eso no pasará, pero con Merkel al timón el rumbo estaba asegurado. Ahora que nos deja, todo serán problemas. Pronto la echaremos de menos.

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