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Pedro Sánchez cerró ayer el Congreso Federal del PSOE con un discurso en el que presentó a su partido como una fuerza inequívocamente de izquierdas y apostó por una cierta apertura hacia Catalunya. Sánchez, que hace un mes salió vencedor de las primarias para elegir al secretario general gracias al apoyo de los militantes frente al aparato del partido, ratificó ayer el perfil izquierdista que mostró en esta contienda al erigirse nada menos que como representante de la demanda de regeneración política surgida del movimiento 15-M.

Además, anunció una oposición más dura al PP, afirmando que se situará “enfrente” del Gobierno, lo que contrasta con la actitud contemporizadora que ha caracterizado la actuación de los socialistas durante el periodo en que el partido ha estado dirigido por una gestora. Ahora bien, también dejó entrever que la posibilidad de presentar una moción de censura a Rajoy es casi inviable, ya que la condicionó a que Podemos y Ciudadanos dejen de vetarse entre sí, lo que a día de hoy es imposible, y ni siquiera mencionó la posibilidad de intentar sumar a soberanistas catalanes y nacionalistas vascos a un posible acuerdo con Podemos.

Por lo que respecta a Catalunya, y después de que el Congreso Federal haya aprobado definir a España como un Estado plurinacional, defendió una reforma constitucional en sentido federal que reconozca la identidad nacional catalana. Sánchez criticó tanto al inmovilismo de Rajoy como al independentismo y puso en el mismo nivel la responsabilidad del Gobierno central y la Generalitat en la falta de diálogo, pero dejó claro que no apoyará un referéndum sobre la independencia y que la “única soberanía” es la de todo el pueblo español.

Así pues, hay que concluir que Sánchez prioriza el fortalecimiento del PSOE de cara a las próximas elecciones, sean cuando sean, antes que intentar ganar el Gobierno lo antes posible.

Por eso apuesta por intentar recuperar a los votantes que en los últimos comicios han apostado por Podemos, a la vez que responsabiliza a esta formación y a Ciudadanos de la imposibilidad de articular una alternativa al PP, obviando otras posibilidades.

Y esta apuesta por el medio plazo también se repite para Catalunya, ya que es evidente que una reforma federal de la Constitución resulta inviable sin el apoyo del PP y tampoco satisfará a los independentistas.

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