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Según la tradición, “de una boda sale otra boda”. En tiempos no demasiado lejanos era de las pocas ocasiones que tenían los jóvenes para divertirse y relacionarse. En los años sesenta se cambiaron las reglas del juego. La cultura hippie, el amor libre y, sobre todo, la píldora anticonceptiva facilitaron la llamada revolución sexual. Por estas latitudes aún se proclamaba aquello de que Spain is different, y no fue hasta 1978, en plena transición, cuando se legalizaron los anticonceptivos orales. En todo caso, como proclamaba Bob Dylan, los tiempos estaban cambiando y los jóvenes ya no necesitaban esperar a las fiestas del pueblo para encontrar pareja. Fueron los años dorados de las macrodiscotecas, con la mítica Big Ben de Golmés a la cabeza, amén de la Musicland, en Mollerussa; Wonder, en Lleida; Florida, en Fraga... Su ocaso coincidió con la crisis y con el auge de las redes sociales. La gran recesión económica dejó secos a los más jóvenes –y a sus familias– y se generalizó el fenómeno del botellón, que hasta entonces no había llegado a Catalunya. A la vez, los smartphones permitían estar en contacto 2.0 casi continuamente con el grupo, por lo que no era tan urgente salir para relacionarse con gente de su misma edad. Así las cosas, era cuestión de tiempo que surgieran plataformas online para conocer gente. Y funcionan. Cientos de leridanos han conocido a su pareja vía internet. Con trabajos cada vez más absorbentes y un estilo de vida que no favorece el contacto con personas de fuera del entorno, las aplicaciones para ligar permiten ir al grano cómodamente desde casa. Nuevas necesidades para nuevos tiempos. Un triste recuerdo Las imágenes de desolación que deja tras de sí la gota fría que ha azotado el sureste peninsular trae a los leridanos tristes recuerdos de las inundaciones de 1982. Las lluvias torrenciales no son excepcionales, pero serán más frecuentes e intensas con el cambio climático, por lo que hay que ser extremadamente cautelosos con la urbanización de zonas inundables y con la alarmante desforestación que conlleva el abandono de la agricultura.

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