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Cristian Alfonso, rodeado de jugadores valencianistas, pasó prácticamente desapercibido en el partido.

Cristian Alfonso, rodeado de jugadores valencianistas, pasó prácticamente desapercibido en el partido.

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Hace poco más de una semana que el Lleida Esportiu, las peñas És Un Sentiment y Rudes Lleida, y el colectivo Associació Amics del Lleida, escenificaban mediante un comunicado conjunto –pactado, entre otras muchas cosas, tras siete horas de maratoniana reunión– la “paz social” que se reclamaba desde muchos sectores del entorno. Sea una paz duradera o tan solo una tregua el tiempo se encargará de demostrarlo. Solo unas horas más tarde de comunicar públicamente “el inicio de un proceso de diálogo” entre las partes, el equipo lograba una victoria balsámica frente al Llagostera, con remontada incluida, que ponía fin a cinco jornadas sin ganar y a dos derrotas consecutivas en casa.

Este mínimo escenario de tranquilidad apenas ha tenido recorrido. El club anunciaba este martes que destituía al segundo entrenador, Horacio Hernán Melgarejo, la mano derecha de Gustavo Siviero, “por pérdida de confianza” y, en una posterior rueda de prensa, el director deportivo Jordi Esteve se refería a “razones de peso”, sin especificar ni entrar en detalle de cuáles eran, para tan drástica decisión. Siviero, a su lado, asintió y confirmó.

Otro frente abierto –porque por el momento no hay acuerdo entre las partes– cuando se estaba intentando cerrar otros no parece el mejor escenario para una plantilla, que virtudes y defectos al margen, no encuentra sosiego y se ve hundida en el pozo de la clasificación. Ya empezó lastrado el equipo con el aplazamiento de partidos por las obras del Camp d’Esports y ahora asiste a la destitución (con razón o sin ella) del segundo entrenador . Siviero queda en una situación más frágil todavía de la que ya estaba un entrenador que no ha dado con la tecla para enderezar el rumbo de una plantilla que, no olvidemos, en un principio estaba diseñada para estar arriba. Queda aún tiempo, cada vez menos, para mejorar, pero nos acercamos al ecuador de la Liga y la política de tierra quemada en la que se ha instalado el club desde la pasada temporada no invita al optimismo. ¿Hablamos de fútbol? Sí, pero ¿cuándo?

Cristian Alfonso, rodeado de jugadores valencianistas, pasó prácticamente desapercibido en el partido.

Cristian Alfonso, rodeado de jugadores valencianistas, pasó prácticamente desapercibido en el partido.

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