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Álex Felip se dirige a la grada para celebrar el tanto de la victoria.

Álex Felip se dirige a la grada para celebrar el tanto de la victoria.JORDI ECHEVARRIA

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El fútbol ofrece historias asombrosas que darían para guiones de películas, de esas en los que el espectador piensa que al guinista se le ha desbordado la imaginación. Hace unas pocas semanas, Adrián San Miguel, un portero que a principios de verano estaba sin equipo, se convirtió en el nuevo héroe de Anfield al parar un penalti decisivo en la final de la Supercopa de Europa, que le dio el título a su equipo, el Liverpool, frente al Chelsea. Fichado a última hora como portero suplente, entró en el equipo al lesionarse el meta titular, Alisson. Del paro, a campeón de la Supercopa y a las páginas de la historia del club.

El Lleida ha vivido una situación similar con Álex Felip. A principios de agosto el técnico, Molo, le puso en la lista de descartes, con lo que su futuro estaba lejos del Camp d’Esports. Siguió entrenando, sabiendo que no iba a estar entre los 16 elegidos para empezar la Liga. Pero el mercado de verano se cerró sin un último fichaje, Molo cambió de opinión y se quedó en el equipo. Cinco días después, el castellonense es el héroe de la semana en el Lleida. Marcó ayer el gol que dio la victoria al equipo en Olot. De un futuro incierto, a jugador determinante.

Sin duda, el destino ofrece giros sorprendentes en un deporte en el que cada semana hay un examen y donde la línea entre la euforia y el pesimismo es extremadamente delgada. El nuevo Lleida de Molo suma 6 puntos de 9 posibles. Y otro tópico para acabar: El curso es muy largo.

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