Votantes del 1-O denuncian insultos y agresiones de agentes ante el TS

Los protagonistas de la segunda sesión de la semana del juicio contra los líderes independentistas por el 1-O en el Tribunal Supremo fueron los ciudadanos que vivieron en primera persona las intervenciones de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, por un lado, y de los Mossos d’Esquadra, por otro, durante la jornada del referéndum. Así, numerosos testigos sostuvieron ayer ante los siete magistrados que dictarán sentencia contra la cúpula del procés un relato de violencia policial que contradice la versión dada por los agentes que comparecieron en semanas anteriores bajo juramento o promesa de decir la verdad a petición de las acusaciones. “Me cogieron de los testículos, me levantaron y me dejaron caer”, relató Pere Font, que el 1-O estuvo en el colegio Víctor Català de Barcelona. En la misma línea, Virgínia Martínez, que votó en la localidad de Dosrius, explicó como un guardia civil “me echó por los suelos. Lloré y me dijo que estaba haciendo el rídiculo, que dejara de hacer el ridículo y que parara de llorar porque me estaba grabando”. Además, añadió que otro agente le llamó “subnormal”. Otra ciudadana presente en aquel centro de votación, Carme Budé, sostuvo que “nunca” hubo insultos contra la Guardia Civil y que, cuando llegaron los agentes, los 40 concentrados en el lugar entonaron Els Segadors. Entretanto, Martí Carreras, que votó en Girona, relató como los policías agredieron a bomberos que trataban de separar a los agentes de los ciudadanos. “Les pegaban de arriba hacia abajo y a uno le rompieron el brazo”, manifestó, a la vez que se subrayó que “no entendemos las cargas por querer votar”. En una sesión en la que el presidente del tribunal, Manuel Marchena, reprendió al fiscal Fidel Cadena por reprochar a una testigo el hecho de haber ido a votar el 1-O, Joaquim Vallès, de Tortosa, o Mercè Alegre, de Barcelona, relataron como los Mossos no emplearon la violencia contra los votantes. Aun así, “estuvieron por allí todo el día”, dijo Vallès. Asimismo, Alegre añadió que, cuando la gente vio las imágenes de cargas policiales, “empezó a llevarse a los niños a casa”.

Por otra parte, Agustí Ferrer, votante del Centre Cultural del Catllar que compareció como testigo, descolocó a Marchena al responder a la pregunta de si juraba o prometía decir la verdad con un “la verdad espero que les haga libres, lo prometo”. Después, el presidente del tribunal le llamó la atención por las respuestas que daba que desbordaban las preguntas que se le formulaban y “no afectaban en nada al tratamiento jurídico de los hechos” introduciendo valoraciones en las mismas. Antoni Taulés, votante en Callús, por su parte, dijo haber pasado “miedo” ante la llegada de 35 o 40 furgones para 70 o 80 personas que estaban votando.

“Si votar es delito, tendrían que estar aquí 2,5 millones de catalanes” Joan Porras, más conocido como Joan BonaNit, el joven que cada noche acudía a la cárcel de Lledoners para desear buenas noches a los líderes independentistas presos, descubrió ayer su identidad ante el Supremo. “Si votar es delito, aquí tendríamos que estar dos millones de catalanes”, sostuvo ante los magistrados, a la vez que relató como los Mossos retiraron las urnas del centro de votación al que acudió, en Manresa, sin emplear la violencia. “Hablaron con unos abogados, entraron y salieron con las urnas”, relató. Asimismo, denunció amenazas unionistas durante la noche previa al 1-O. “Viva España, os vamos a matar”, aseguró que les espetaron unos ultras.