SEGRE

Creado:

Actualizado:

SRA. DIRECTORA: 

Ahora que el Gobierno nos habla de progreso a todas horas, me gustaría invitar a la reflexión al respecto. Sobre todo porque a menudo la política vacía de contenido cuestiones muy serias que requieren hechos y no solo discursos biensonantes para ganar votos. ¿Se puede hablar de auténtico progreso sin que la posibilidad de disfrutar de una vida digna esté plenamente garantizada? El bienestar común es incompatible con las desigualdades abismales. No puede ser que en pleno 2024 una ínfima minoría acumule la riqueza generada por la inmensa mayoría, evitando que se invierta en necesidades básicas. Su periódico recientemente hacía referencia a la acumulación de numerosas propiedades, mientras el alquiler está a precio de lujo, vulnerando –por este y otros motivos– el derecho a la vivienda decente. El Estado español bate récords de pobreza, también infantil, en Europa. ¿Cómo podemos tolerar que se presuma de progreso si hay millones de niños, ancianos y otros sectores que no pueden ni tener la calefacción puesta? Me niego a normalizar estas injusticias tan graves como flagrantes. 

El verdadero progreso solo es posible fomentando valores de empatía y solidaridad. Sin embargo, vemos cómo suceden todo tipo de desgracias por el creciente individualismo más descarnado que interesa a algunos que sacan provecho económico y a la vez impiden que nos unamos colectivamente para mejorar como sociedad. Porque los problemas colectivos solo tienen soluciones colectivas. La mayoría de la población estamos a favor del verdadero progreso porque nos beneficia, pero este demanda implicación. 

Todas las conquistas de derechos y libertades a lo largo de la historia han sido fruto de la lucha. Tanto la emergencia climaticoecológica como la social nos exigen que seamos más críticos con quienes en nombre del progreso olvidan a demasiadas personas. Además de ser autocríticos para contribuir más al bienestar común, que también es el propio.

tracking