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La economía mejora pero sigue vulnerable

Profesor de ESADE Law School

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La asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), reunida el 22 y 23 de abril en Washington, transcurrió con los ojos centrados en la recelosa posición de Donald Trump frente a las dos instituciones financieras internacionales controladas desde 1944, precisamente bajo el liderazgo de EEUU. Después de 73 años, un presidente proteccionista hace temblar los cimientos de un sistema institucional que no responde a la cambiante realidad internacional. Desde la Segunda Guerra Mundial, el peso de EEUU en el PIB mundial pasó del 30% al 18%. El de China, la segunda economía mundial, ya representa el 16%. El del conjunto de mercados emergentes ya supera el 60%. Pero ni el FMI ni el BM reflejan los cambios producidos.

Sorprende que Trump menospreciase unas instituciones que siguen favoreciendo el predominio del dólar como principal moneda de reserva mundial. Hoy, el billete verde aún conserva esta posición dominante porque más del 60% de todos los países que representan el 70% del PIB mundial siguen utilizándola como moneda de referencia en las transacciones financieras y comerciales internacionales. El euro también logró posicionarse bien al ocupar las anteriores zonas de influencia del marco alemán y del franco francés en Europa y África. Pero la gradual pérdida de peso de EEUU y Europa en la producción mundial en beneficio de China y de otras economías emergentes dibuja un panorama muy distinto.

Barack Obama no supo renovar a tiempo aquellas instituciones. Pero el impetuoso Donald Trump se equivocará si las sigue debilitando sin ofrecer alternativas. Y de paso favorecerá que China tenga una mayor influencia mundial como proveedor de activos mediante la constitución de otras instituciones financieras como el Banco Asiático de Inversiones e Infraestructuras y la Nueva Banca de Desarrollo BRICS, lideradas por Pekín.

La directora del FMI, Christine Lagarde, y el presidente del BM, Jim Yong Kim, intentan lograr consensos para poder cooperar con Donald Trump y evitar males mayores para ambas instituciones. EEUU es su primer accionista y proveedor financiero pero no está dispuesto a apoyarlas como hizo hasta ahora. La nueva administración estadounidense tiene una agenda proteccionista reacia al libre comercio, que choca con el multilateralismo defendido por el FMI y el BM. Una posición que podría concretarse en una reducción de sus contribuciones al BM y a los bancos regionales de desarrollo que afectaría también a la financiación de la lucha contra el Cambio Climático y la defensa de otros bienes públicos globales.

Pero nadie sabe a ciencia cierta qué hará un presidente impetuoso que habla mucho más de lo que hace y que, a menudo, contradice sus posiciones sobre las relaciones con China, el NAFTA, la OMC y otras delicadas cuestiones comerciales. Y por ahora, no concreta sus propuestas porque más allá de su retórica nacionalista “America first”, Trump deberá afrontar una cruda realidad: EEUU también depende de la suerte de las demás economías. Y viceversa. La posición inconcreta y contradictoria de EEUU también estuvo presente en la cumbre que reunió el 21 de abril a los ministros de Finanzas y gobernadores de Bancos centrales del G20.

A pesar de las incertidumbres desatadas por Trump, el Brexit y los movimientos populistas en Europa, el informe económico del FMI publicado el 18 de abril constata una recuperación de la economía mundial que, tras crecer un 3,1% en 2016, podría hacerlo un 3,5% en 2017. Se debe principalmente al dinamismo de Asia-Pacífico. India y China crecerán este año un 7,2% y un 6,6% respectivamente. Y las cinco principales economías de ASEAN (Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam) lo harán en torno al 5%. Y mejoran Hong-Kong (2,4%), Singapur (2,2%), Taiwán (1,7%) en parte gracias a una recuperada demanda china. También algunas economías avanzadas como Japón (2,1%) y Corea del Sur (2,7%). Y los países exportadores de petróleo como Rusia (1,4%), Brasil (0,2%), Nigeria y Sudáfrica (0,8%) están saliendo de la recesión económica. En Occidente, destacan EEUU (2,3%), Canadá (1,9%) y sorprende el Reino Unido, con un 2% a pesar del Brexit. La zona euro aguanta bien (1,7%).

El FMI advierte sobre algunos factores que hacen vulnerable la economía mundial: las tendencias proteccionistas, las reformas estructurales pendientes, la menor productividad, la débil creación de puestos de trabajo para los jóvenes, las crecientes desigualdades territoriales y sociales, la financiación de los sistemas de protección social, etc. Todos muy pendientes de las políticas económicas “aplicadas” por Trump y del ritmo de la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU.

Y sin olvidar los problemas de estabilidad financiera debido a la rápida expansión del crédito, como ocurre en China. Preocupa sobremanera la enorme deuda pública y privada mundial acumulada en los últimos años, provocada por las políticas expansivas de los Bancos centrales. La deuda pública de las economías avanzadas se sitúa en el 107,6% del PIB. Un dinero prestado que debe ser devuelto. Pero si los tipos de interés crecen demasiado rápido, los gobiernos, las empresas y los particulares afrontarán graves problemas para devolver los préstamos. España podría crecer un 2,6% en 2017 pero su modelo de crecimiento, otra vez volcado en el sector inmobiliario, es vulnerable. Y la deuda pública se situó en el 99,4% en 2016.

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