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STELLA. VÍCTIMA Y CULPABLE

★★★★✩

Esta película ante todo plantea en su personaje central una cuestión básica, una decisión extrema: decidir colaborar con la Gestapo y ejercer de informante denunciando a judíos a cambio de que sus padres no sean enviados a una muerte segura en el campo de Auschwitz. Esa es la clave que decanta la balanza hacia uno u otro lado planteada por el realizador alemán Kilian Riedhof utilizando un caso real, el de Stella Goldchlag, una joven judía rubia de ojos azules, desentendida de la tragedia que se avecinaba en el Berlín de 1940, amante del swing y que irradiaba alegría y ganas de vivir junto a sus amigos, cuya vida quedó marcada cuando comenzaron las deportaciones y el terror recorrió Alemania.Su vida de sueños, amores y aspiraciones quedó eclipsada por otra de supervivencia y ocultaciones. Stella. Víctima y culpable bordea todas las aristas de una personalidad ambigua, con un alto sentido de resistencia vital, capaz de aliarse con vividores que sacaban partido de las necesidades de unos pasaportes, visados y cartillas de racionamiento por dinero, hasta que fue arrestada. Es en ese momento cuando Riedhof utiliza toda la crueldad física que un ser humano puede soportar, cuando a esa muñeca rota solo le queda la posibilidad de morir sin doblegarse o pasarse a una zona oscura, a una tela de araña de la que ya no podrá salir, y que incluso por momentos parece revitalizarla. El sentimiento de culpa contrasta por ese lado tenebroso que llevamos dentro. Lo cierto es que la historia colocó a Stella como un ser despreciable y esta película remueve los detalles, también su lado más humano, el deseo y la muerte siempre pegado en su piel.Con una puesta en escena elaborada, este trabajo sobresale por la presencia de Paula Beer, la recordada actriz de Frantz, de François Ozon, que absorbe todas las escenas.Lo amoral y condenable se entremezcla con el tiempo que le tocó vivir a una mujer que guardaba una cierta inocencia en la mirada. Un ser obstinado en salvar a su gente aunque fuese a costa de condenar a otros. Una biografía en torno a un ser marcado por una Alemania brutal, el lugar donde nacieron monstruos que ahora la historia desentierra como hemos visto y sufrido también con la reciente La zona de interés, de Jonathan Glazer.En los créditos finales de Stella. Víctima y culpable destaca una frase de Max Mannheimer, superviviente del campo de concentración de Dachau, que dice: “No eres responsable de lo que pasó, pero es importante que no vuelva a suceder”. Decididamente, no tenemos memoria.

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