Modernizar al superhéroe
Cuando un superhéroe detenta tanta historia a través de décadas en cómics, series y películas –su primera aparición en papel fue en 1938–, tiene por derecho propio un lugar en la memoria colectiva. Otra cosa es que las nuevas generaciones, si no son fans del personaje, no recuerden más detalles de que es un tipo que vuela con su traje azul y su capa roja, que vino de un planeta destruido y que posee superpoderes que utiliza para salvar al mundo que lo ha adoptado. Para entrar en detalles sobre el personaje, o se tiene marcado como una preferencia o una cierta edad. Esto viene a cuento porque se ha cuestionado mucho si era necesaria esta nueva entrega sobre El Hombre de Acero. Pues por qué no, ya que a Christopher Reeve, Margot Kidder o Gene Hackman buena parte de la juventud actual no los recuerdan porque forman parte de un universo desfasado para ellos y de pura nostalgia para los más veteranos. Lo cierto es que este Superman firmado por James Gunn, especialista en películas de superhéroes atípicos como Guardianes de la Galaxia o El Escuadrón Suicida, le pone ritmo a la historia, funciona in crescendo y aporta algunas singularidades novedosas. A este Superman lo sume en un mar de dudas y en un sentido de demostrar todo lo que representa ser humano.
Gunn coloca problemas geopolíticos de manual que podríamos asimilar con los actuales, con un dictador imbécil con acento del Este y un país armado hasta los dientes contra otro desprotegido –bueno, no tanto–, y un villano histórico como Lex Luthor, aquí encarnado por Nicholas Hoult, que no llega al nivel de aquel cínico Gene Hackman pero que pasa con nota su rol de tipo obsesivo metido en nuevas tecnologías, peligrosos universos de bolsillo y la manipulación de las redes, para ser la perfecta némesis de un Superman que ya esconde poco su doble faceta de superhéroe y de periodista emparejado con su amor pretérito Lois Lane, papel interpretado por Rachel Brosnahan.
David Corenswet tiene cara de buen chico, algo soso, pero que da el callo, y reparte tanta leña como recibe dentro de unos efectos especiales dignos de los tiempos en que vivimos. Tiene planta, aunque gracia más bien poca. Eso se lo roba Linterna Verde (Nathan Fillion), de La Liga de la Justicia, y sobre todo, la estrella de la función, el absolutamente enloquecido perro con poderes Krypto.
Superman
Superman da lo que promete. Es una correcta revisión del mito, pero como en todo, habrá quien quede fascinado por la nueva propuesta mientras que decepcionará a otros y, en medio, a los que no les dará ni frío antártico ni calor solar.