Misterioso asesinato en París
Resulta inevitable recordar algunos pasajes de la película de Woody Allen Misterioso asesinato en Manhattan ya que en Vida privada la conjetura y el presentimiento están bien presentes. Uno menciona a Allen porque eso de la psiquiatría siempre ha interesado al director neoyorkino para desmembrar filias y fobias.
La trama nos acerca a una psiquiatra americana establecida en París con sentimiento de culpa a causa de la muerte de una de sus pacientes, y no dudará en llegar al fondo del asunto junto a su exmarido, un Daniel Auteuil curtido en mil batallas cinematográficas y que hace gala de una fina ironía siguiendo el juego a esa mujer tan próxima emocional y afectivamente, dispuesto a ayudarla en rocambolescas pesquisas. Ella presiente que la fallecida ha sido asesinada por su esposo o la hija, ya que además existe el aliciente de una herencia de por medio en esa familia judía. Existe en esta película cierto tono de comedia discreta que se entrelaza con lo dramático sin demasiados aspavientos. Con esta psiquiatra de buena clase social que, aburrida y distante, va grabando a sus pacientes pese a su bajón existencial, a su precaria relación con su entorno familiar y siempre a flor de piel con esa tirantez y chispazos neuróticos que ahora afloran aún más a raíz de investigar tan extraña muerte pese a que para la familia de la difunta –con la magnífica Virginie Efira que aquí, todo sea dicho, resulta desaprovechada–, la culpable de todo sea la propia psiquiatra y sus usuales sesiones.
En Vidas privadas, la madurez de Jodie Foster salva buena parte de un enrevesado argumento, siendo un lujo escucharla en un envidiable francés en la versión original. Su rostro y prestancia han adquirido cierto halo de actriz con muchas capas que incluso se atreve a meterse de cabeza en el enredo con una naturalidad digna de su talento.
La realizadora Rebecca Zlotowski, con un guion escrito a varias manos, mezcla lo onírico con lo real, se interna en el curanderismo, en invadir casas ajenas y con raras elucubraciones donde tienen cabida sensaciones de la psique que llevarán a esta detective aficionada a otras vidas donde los personajes reales se transformarán para mostrar una época del nazismo.
Vida privada
Aquí nada es lo que parece, pero si de algo le sirve al personaje que interpreta Jodie Foster con soltura en esos atrevidos juegos de entrar en la vida de otros es, sin duda, para curarse de sus propios traumas, para reconciliarse con ella misma y dar un giro a su vida, que buena falta le hacía.