Auténtica pasada

Según la definición, “valor añadido” es aquello que aumenta la estimación o el aprecio que le otorgamos a una acción o a una obra del tipo que sean o, como en esta ocasión, de una creación artística y su exposición en un espacio público. Así, el precio de la entrada de un evento puede ser cara si no está a la altura de nuestras expectativas, o baratísima, cuando lo que nos han ofrecido tiene un valor enorme e inversamente proporcional a la cantidad que se ha pagado por gozar de él.

Pues bien, la MA-RA-VI-LLO-SA actuación en formato de piano solo que Marco Mezquida ofreció en el Espai Orfeó de Lleida nos dejó a todos en auténtico estado de shock, incrédulos de lo que había sucedido en el escenario. Como queriendo dejar sentado todo su talento e imaginación, un poderío técnico seguramente sin parangón en el actual panorama musical, y esa fantástica capacidad técnica rica en detalles y texturas, Mezquida nos regaló, entre otras varias, una improvisación de más de cincuenta minutos, sencillamente sublime, que nos transportó a otra dimensión espacial y sensorial.

Imaginen una chistera mágica en la que conviven, por ejemplo, estrellas como Satie, Scott Joplin, Rachmaninoff, Gershwin, Arrau, Duke Ellington, Bill Evans o Keith Jarrett, con toda su grandeza compositiva y excepcionales dotes pianísticas para protagonizar instantes irrepetibles, que se la calza a su propia medida este músico balear excepcional, aún rabiosamente joven y de límites inimaginables, para regalarnos una parte breve de su propio mundo creativo y de grandiosidad inescrutable para el común de los mortales, pero capaz de hacernos emocionar.

Cuesta expresarlo pues faltan palabras aunque sobra emoción: algo irrepetible para el público que lo disfrutamos y gran fortuna para los programadores que han marcado un antes y un después en sus actividades, pero que tan difícil les resultará de emular. ¡Una auténtica pasada!