¡Enorme!
Tengo debilidad por Joan Isaac, nunca lo negaré... Le considero uno de los mejores cantautores catalanes de todos los tiempos, con una sensibilidad y capacidad poética de grandísimas dimensiones, y siempre que se ha acercado a Ponent para actuar, he tratado de ir a su encuentro, para verlo, escucharlo y conocer la magnitud de su aportación musical más reciente, fuese cual fuere esta. También fui, en su día, el afortunado editor que publicó su biografía, acompañado del escritor y poeta gaditano Luis García Gil y del sello local Milenio, que aceptaron el reto de sacar adelante la descripción pormenorizada de su prolífica carrera. Poca broma, Joan Isaac ha logrado tejer, desde su debut discográfico en formato de larga duración de 1975 con És tard -hubo antes, no obstante, un par de singles seminales de excelente nivel- una muy meritoria carrera con hasta veinticinco álbumes editados que merecen una escucha atenta y detallada, pues los matices y texturas de sus canciones son muchas y de excelsa calidad. Recientemente, para festejar su septuagésimo aniversario vital y sus cincuenta años de carrera artística, la discográfica Discmedi se ha lanzado a la piscina sin salvavidas editando un ma-ra-vi-llo-so Integral Joan Isaac. 50 anys que recopila todos sus lanzamientos en los distintos sellos que lo han acogido todos estos años de profesión, al más puro estilo francés, pues nuestros vecinos galos han sido, siempre, maestros en esta clase de propuestas tan meritorias comercialmente como merecidos para el cantante escogido; no tanto en nuestro país, parco y rácano en iniciativas de esta índole. En muy petit comité, mala fecha quizás, acentuada por el temporal de calor que nos está azotando, la realidad es que los espectadores escasos que acudimos al Cafè encontramos, sin embargo, a un Joan Isaac muy motivado y profesional, a las duras y a las maduras, y con ganas de darlo todo, como siempre ha sido habitual en él. Acompañado de una de sus grandes parejas de aventuras musicales de siempre, Antoni-Olaf Sabater, en este caso, al piano y armonías vocales, Isaac ofreció un muy hermoso recital entresacando de su copioso repertorio unas cuantas de las composiciones que le han dado más prestigio que fama popular, pues no ha sido nunca -yo diría que muy inmerecidamente- un artista de grandes multitudes, manteniéndose en una especie de underground del negocio. Pero no por falta de méritos, que los tiene y muchos, sino por haber tenido que navegar casi siempre a contracorriente de vaivenes y situaciones sobrevenidas, en un estado de las cosas en el que sólo resisten los más grandes de vocación y trabajo inquebrantable. En su última visita a Lleida ofreció, más o menos, el mismo repertorio de su recital onomástico en el Palau de la Música de finales de 2023, en el marco del Barnasants, esta vez, por supuesto, en formato de dúo, y sin nadie del brillante elenco que lo aconpañase en tan señalada fiesta. A saber, canciones de gran belleza, como “Viure”, “És tard”, “Manfred”, “Però prefereixo els teus ulls”, “Barcelona, ciutat gris”, “Gràcies vida, gràcies”, “·El tren dels mil vagons”, “Per un petó, una carícia”, “Tinc una casa al mar” o, por supuesto, esa “A Margalida”, inspirada en Puig Antich. En Lleida fuimos pocos los espectadores, sí, pero disfrutamos a rabiar de tamaña emotividad interpretativa tanto como de esa delicadeza formal suya tan característica y referencial. ¡Enorme!