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Leocàdia Peña, una señora de 85 años originaria de las Valls d’Àneu y que en la actualidad vive en la residencia Mare de Déu de la Ribera de La Pobla de Segur, podrá presumir en los próximos días de haberse convertido en la primera catalana en quedar inmunizada contra el coronavirus. Y esto ha sido posible después de que ayer se le administrara la segunda dosis de la vacuna de Pfizer, operación de la que también se beneficiaron otros 58 residentes del mismo geriátrico del Pallars Jussà y 21 trabajadores del centro. La campaña seguirá hoy en la residencia Balàfia I de Lleida, donde, junto con la de La Pobla, se inició la vacunación masiva contra la Covid hace tres semanas. Estamos pues ante un momento importante para intentar poner freno a los efectos devastadores de una pandemia que se declaró hace prácticamente un año. Casi 7.000 leridanos ya han recibido la primera dosis, en pocos días se les administrará la segunda y, poco a poco, se irán sumando otros colectivos para intentar llegar a una auténtica inmunidad de rebaño, extremo que se consigue cuando un número suficiente de individuos está protegido frente a una determinada infección y actúa como cortafuegos para el resto. Las previsiones más optimistas apuntan a que este hito podría alcanzarse en primavera pero, tal y como avanza el ritmo de vacunación, que, pese a todo, es de los más altos de Europa, es más realista ampliar los límites al verano. De todas formas y, aun con el riesgo de hacernos pesados, es necesario insistir una y mil veces en que la responsabilidad individual, con la inestimable ayuda de la vacuna, es básica para atajar los contagios, que, por desgracia, siguen aumentando. Evitar las reuniones fuera de las burbujas, mantener las distancias, el lavado de manos y, por supuesto, la mascarilla son normas básicas y claves para lograr este objetivo. Es necesario que las mantengamos a rajatabla para que, en un futuro no muy lejano, puedan relajarse las restricciones que tanto nos están afectando a todos los niveles.

No más confinamiento

Y siguiendo con las restricciones, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, descartó este fin de semana de nuevo la posibilidad de volver a decretar un confinamiento domiciliario como el de la pasada primavera para detener la escalada de contagios. Sin embargo, para el titular de esta cartera sí que es posible ordenar una ampliación del toque de queda, fijado en la actualidad a las 22.00 horas. En los próximos días llegaremos al pico de incidencias fruto de la actividad social durante las fiestas navideñas y será el momento de prever las medidas para evitar contagios de cara a Semana Santa. De nuestra autorresponsabilidad dependerá en buena parte que sean más o menos drásticas.

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