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Acaba el plazo de publicación de encuestas para las elecciones madrileñas y hay coincidencia en pronosticar la victoria del PP, que absorbe los escaños de Ciudadanos, pero no llega a alcanzar la mayoría absoluta, por lo que previsiblemente necesitará a Vox si quiere seguir gobernando, aunque también podría darse un gobierno de izquierdas si remontan en los últimos días porque la diferencia es mínima. Pero lo más lamentablemente novedoso de la campaña madrileña, que puede ser un anticipo de lo que pueda extenderse al conjunto estatal, es la polarización entre derecha e izquierda, con la reedición de escenarios guerracivilistas, azuzados por la estrategia de Vox, a la que siempre va bien la radicalización del escenario.

Han aparecido cartas con balas remitidas a diversos políticos, ha habido enfrentamientos en actos de Vox y también de Podemos, han abundado las amenazas y la campaña ha girado en torno a eslóganes como “Libertad o comunismo” por una parte y “Democracia o fascismo” por la otra, en una brecha entre bloques que no augura nada bueno. Desde el primer momento se plantearon las elecciones como un plebiscito sobre la gestión de Díaz Ayuso, especialmente con la pandemia y su enfrentamiento con el gobierno de Sánchez, y el desembarco de Pablo Iglesias como candidato de Podemos contribuyó a dar un sesgo estatal a la campaña con críticas al gobierno central y un enfrentamiento más ideológico.

Los grandes perjudicados de esta estrategia han sido quienes ocupaban los espacios más centrados: los de Ciudadanos, que según las encuestas desaparecen fagocitados por Díaz Ayuso, y el socialista Gabilondo, que recibe las críticas dirigidas a Sánchez y deja de ser el candidato más votado cediendo espacio a Más Madrid y Podemos, aunque puede darse la paradoja de que retrocediendo en las urnas puede acceder al gobierno si el bloque de izquierdas alcanza la mayoría, mientras que Ayuso subiendo considerablemente puede quedarse sin los apoyos necesarios aunque tenga asegurado el de Vox, con quien ya ha mostrado cierta sintonía. El próximo martes 4 de mayo se resolverán las incógnitas.

Toque de atención con la Seu Desgraciadamente no es la primera vez que tenemos que lamentar desprendimientos en la muralla de la Seu Vella, pero el registrado el lunes se ha producido en una zona considerada segura y que, además, había sido saneada hace pocos años.

Las causas se atribuyen a una tubería obsoleta que perdía agua e iba malmetiendo el terreno, y tenemos que preguntarnos cómo puede ser que pase esto en el entorno del monumento más valorado de Catalunya. Hay que invertir más para conservarla y que no caiga a trozos porque la muralla forma parte de la Seu.

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