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Nada menos que 8.423 nuevos casos de Covid se registraron ayer en Catalunya en una espiral que nos haría temblar en otras épocas porque tanto en la semana pasada como la actual se están batiendo récords de contagio justo cuando pensábamos que la pandemia empezaba a estar derrotada.

Afortunadamente este repunte no se traduce en una saturación hospitalaria, pero es significativo que volvemos a superar el millar de personas hospitalizadas por Covid, regresando a las cifras de mayo. Lo más significativo es que los casos se están centrando en los jóvenes, que superan mejor la enfermedad, aunque es preocupante que el 65 por ciento de los nuevos casos tiene menos de 49 años y que uno de cada cuatro pacientes ingresados en las UCI tiene menos de 40 años.

Los expertos dicen que estamos pagando los efectos de la semana de Sant Joan, y por eso hay más incidencia de esta nueva oleada en .

Catalunya

, en que se juntaron las verbenas, el fin de curso con celebraciones multitudinarias y viajes de fin de curso y el levantamiento de algunas restricciones.

Algo que era perfectamente previsible y que además se ha repetido cada vez que se han puesto en marcha las desescaladas y que ahora volvemos a lamentar con nuevas medidas restrictivas como el cierre a medianoche y que aún podría ampliarse si los informes jurídicos encargados por la Generalitat permiten implantar, como se ha hecho en Valencia, algún toque de queda parcial. Ha habido irresponsabilidad por parte de algunos jóvenes, que han olvidado que el virus sigue rondando y pueden contagiarse ellos y sus familias, y también por parte de las administraciones, que otra vez han querido correr más de la cuenta sin valorar el riesgo de contagios en los colectivos que aún no están vacunados.

Por suerte, la campaña de vacunación va muy bien y ha permitido amortiguar los efectos de esta nueva oleada, pero hay riesgos evidentes para la salud colectiva con la saturación de la atención primaria, el aumento de ingresos hospitalarios y la multiplicación de contagios.

Y también los hay en el ámbito económico porque esta nueva oleada ya ha provocado que algunos países recomienden otra vez no viajar a España con el consiguiente perjuicio para el turismo, un pilar de la economía catalana y española. Las cancelaciones y el descenso de visitantes han provocado que julio vuelva a ser desastroso para el turismo internacional y que solo los visitantes interiores puedan salvar la campaña.

Estamos tropezando demasiadas veces en la misma piedra de vender optimismo antes de hora, bajar la guardia y propiciar el repunte de casos y todos, ciudadanos y administraciones, deberíamos aprender de una vez que no se puede vender la piel del oso hasta cazarlo, que hay que mantener las precauciones aunque estemos vacunados y que falta para recuperar la normalidad.

Cuando no lo hemos hecho, toca dar marcha atrás.

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