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Por desgracia estamos de nuevo en plena ola de incendios. El del Bages, que ayer había arrasado ya más de 1.600 hectáreas, estaba en fase de contención, pese a que se declaró un nuevo foco en El Pont de Vilomara, y en el Montsec las llamas volvieron a aparecer por segunda vez en pocas semanas, en concreto en Àger y en un lugar de muy difícil acceso. Todo ello se suma a los siniestros que están arrasando miles de hectáreas de toda la península Ibérica, con especial incidencia en Extremadura, Castilla y León y Galicia, además de grandes áreas de Portugal.

Pero no es de este tipo de incendios a los que nos referimos sino que hablamos de otros mucho más próximos, quizá de menor intensidad pero igualmente peligrosos. En este caso, como ocurre con los forestales, en la mayoría de casos están provocados por la intervención humana, ayudada por las inclemencias meteorológicas con temperaturas superiores a los 40 ºC y una sequía extrema. Muchos de ellos no solo son provocados sino también son intencionados, es decir, que las llamas se encienden con el único y vil objetivo de causar daño y en muchas ocasiones con intereses ocultos.

Pero decíamos que hablamos de siniestros más próximos. Es el caso de quema de contenedores, ya sea por negligencias a la hora de hacer uso de ellos o bien por vandalismo. En el caso de Lleida ciudad, solo el pasado año los Bomberos tuvieron que actuar en 207 incendios de equipamiento urbano, lo que supone el triple de servicios que los llevados a cabo en 2020, cuando fueron 76 los sucesos de este tipo.

En la mayoría de ocasiones arden al menos dos contenedores puesto que al estar colindantes las llamas pasan de uno a otro fácilmente. Cuesta de entender que a alguien le pueda comportar algún tipo de satisfacción ver como equipamientos básicos para la vida en sociedad son pasto de las llamas. A la vez, este tipo de delincuentes por supuesto ni tienen la más mínima noción de cuánto puede costar su incivismo.

Pues se lo diremos por si a caso esto les permite ver la luz y recapacitar: el año pasado la Paeria destinó más de 350.000 euros a la reposición de contenedores de la vía pública quemados o rotos, lo que supone ni más ni menos que multiplicar por seis el presupuesto anual destinado al mantenimiento de este tipo de equipamiento.

Restricciones ampliadasY ante esta ola de siniestros, Protección Civil acordó ayer prolongar hasta el viernes las restricciones de actividades y acceso al medio natural en 20 comarcas ya que se mantiene el riesgo de incendios a causa de la ola de calor y la pertinaz sequía. Es necesario el cumplimiento de estas medidas para intentar evitar más catástrofes.

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