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El ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas no llegaron finalmente ayer a un acuerdo para imponer el uso obligatorio de las mascarillas en centros sanitarios y sociosanitarios de todo el estado, ni sobre la posibilidad de volver a tramitar las bajas online, como medidas para frenar el repunte de los virus respiratorios de las dos últimas semanas. Según informó el propio ministerio, la pretensión de la medida es ofrecer el mismo nivel de protección para todos los ciudadanos y dar cobertura legal a las comunidades que ya lo han decretado, como Catalunya, Valencia y Murcia. Se hace difícil entender las reticencias de algunas personas hacia las vacunas porque son efectivas, como ya se demostró con la Covid-19 con el descenso automático de casos y de su gravedad a partir de la inmunidad de la población, además de estar avaladas por la evidencia científica. Pero si ya cuesta asimilar el movimiento antivacunas, más irracional parece negarse a aumentar la protección de rebaño mediante el uso de las mascarillas en los centros sanitarios, estadísticamente las instalaciones con más posibilidades de contagios. De hecho, lo que sería razonable es extender la recomendación al transporte público y espacios cerrados sin la adecuada ventilación. La sopa de virus en la que estamos inmersos no puede compararse bajo ningún parámetro a lo vivido en 2020 y 2021, en que colapsó el sistema sanitario y prácticamente se tuvo que recurrir a una medicina de guerra, pero siendo cierto esto, también lo es que tensionar CAP y hospitales no es la mejor manera de normalizar poco a poco todo el sistema de salud, que quedó muy estresado por la pandemia. Por tanto, aunque solo las personas vulnerables pueden ver peligrar su vida por alguno de los virus ahora cerca del pico, deberíamos colectivamente concienciarnos que si con el uso de la mascarilla evitamos visitas al médico o a los hospitales, estaremos contribuyendo a la salud colectiva y eso, por sí solo, ya debería ser motivo suficiente para ponernos la protección o quedarnos en casa si tenemos síntomas de estar afectados por cualquiera de estos virus. Salario mínimoCEOE, Cepyme, UGT y CCOO no cerraron ayer un pacto sobre la subida del salario mínimo y el ministerio de Trabajo advierte a la patronal que si no acepta un incremento en torno al 4 por ciento se buscará un acuerdo bipartito con los sindicatos con una subida más ambiciosa. Los ultimátums no son nunca la mejor manera de sellar pactos, pero la propuesta del Gobierno central y los agentes sociales parece más que razonable en un país que mejora las cifras del paro pero que ve aumentar sus márgenes de pobreza por salarios demasiado bajos

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