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Hace unos años que nos llegó desde Japón una tendencia que iba ganando peso en aquella sociedad. Cientos de miles de personas vivían, y aún lo hacen, como ermitaños, pero con los avances tecnológicos en sus manos. Se les conoce como “hikikomori”: solitarios que se retiran de todo contacto social y, a menudo, no abandonan su casa en años. Se pensaba que esta condición era única del país del sol naciente, pero en los últimos años se ha extendido por el mundo por diversas razones, siendo la pandemia que llegó en 2020 una de ellas. La situación en aquel país requirió incluso en 2021 la creación de un ministerio, el de Soledad y el Aislamiento, aunque no era un invento japonés, puesto que el Reino Unido ya creó esta cartera en el 2018 bajo el Gobierno de Theresa May. Tras este preámbulo, y sin comparar lo que sucede en Japón o Gran Bretaña, cabe señalar que la tendencia de vivir solos se va imponiendo también en nuestra sociedad, seguramente no siempre por un autoaislamiento buscado. Según informábamos ayer, más de 50.000 leridanos están en esta situación, lo que supone que tres de cada diez hogares son unipersonales, una tendencia que va al alza desde hace unos años. Del total, un 35% son personas mayores de 65 años y, de estas, la mayoría son mujeres. Con estos datos podemos determinar que el perfil de ocupante de un hogar unipersonal es el de una mujer y jubilada. A estas alturas del siglo XXI y con una sociedad cada vez más longeva, una persona de 65 años o más está, mayoritariamente, en plenas facultades, con lo que el hecho de que viva sola no debe implicar ningún inconveniente y quizá sí ventajas, siempre que esta soledad sea deseada y no impuesta. Los servicios que las administraciones están obligadas a aportar a los ciudadanos se deben adecuar a las nuevas realidades demográficas y a un futuro que tiende a seguir este camino, en el caso de las personas de una cierta edad. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los jóvenes, que ven cómo les es prácticamente imposible independizarse a causa, en la mayoría de casos, de no poder hacer frente al pago de un alquiler por los precios astronómicos que están alcanzando.Un avance esperanzadorUna investigación de distintos centros, en la que ha participado el Hospital de Sant Pau de Barcelona, ha desarrollado una analítica de sangre que permite diagnosticar el Alzheimer con una precisión de entre el 90 y el 95%. Es un avance más que esperanzador para una cruel dolencia que, según las últimas estimaciones, afecta a unos 9.000 leridanos. El diagnóstico precoz quizá no sirva para curar el Alzheimer, pero sí para mitigar los devastadores efectos de esta enfermedad degenerativa

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