Imitemos a la naturaleza. Incendiémosla
Tenemos que imitar a la naturaleza incendiándola... para que haya menos incendios. Incendiándola con quemas controladas para evitar megafuegos como los de la Segarra y el Baix Ebre. Estos incendios no son solo una catástrofe medioambiental; también un problema de salud pública porque provocan miles de muertes prematuras en todo el mundo por inhalación de humo. El humo del fuego de la Segarra llegó a La Granja d’Escarp, a 100 kilómetros; el del incendio del Baix Ebre, a Murcia (450 kilómetros); el de los macrofuegos de Canadá, a Extremadura (7.100 kilómetros). Se ha explicado muchas veces que una de las causas de estos megafuegos es el cambio climático. Eso es indudable, pero esta explicación puede provocar catastrofismo, que casi siempre lleva a la inacción, y eso es un problema porque hay muchas cosas que se pueden hacer a corto y medio plazo, más allá de luchar contra el cambio climático, para reducir combustible. Lo ha señalado Víctor Resco, profesor de Ingeniería Forestal en la Universitat de Lleida. En California hay muchos incendios devastadores y en Florida no porque en el primer caso no existe una política de quemas preventivas y en el segundo sí; lo mismo ocurre, y por las mismas razones, en las zonas de Sidney y Perth, respectivamente. Hay demasiado bosque y está demasiado sucio porque no se explota. Las políticas medioambientales son importantes, pero la promoción de la agricultura y la ganadería es básica para que se creen en nuestras tierras mosaicos cortafuegos. Los payeses saben qué hay que hacer para limpiar los márgenes de malas hierbas que son como mechas, pero se les tiene que facilitar que hagan quemas preventivas eliminando trabas burocráticas. En los años 70 los fuegos se apagaban con cortafuegos. Luego vinieron los de quinta generación, con simultaneidad de frentes, y ahora los de sexta generación, que superan la capacidad de extinción y son imparables: solo se puede esperar que mueran de hambre o llueva. En el fuego de la Segarra había 350 bomberos, casi tantos como hay de guardia en toda Catalunya. En el del Baix Ebre, otros tantos. ¿Qué hubiera pasado si hubieran sido simultáneos?
Abolir la prostitución
Se ha dicho mucho pero hay que repetirlo: la supuesta corrupción que delatan los audios de Koldo es execrable, pero no es lo peor: lo peor son las repugnantes palabras con las que este y Ábalos hablan de mujeres. Que sirvan al menos esas palabras, y los bochornosos reproches de Feijóo a Sánchez el miércoles por las saunas de su suegro, para regular de una vez por todas, y acaso abolir, la prostitución. Y ahora una verdad que parece un chiste (malísimo): Ábalos dice ser abolicionista. Sí, han leído bien.