“No te extrañes porque ese es tu ambiente”
El PP creyó hace 15 días que tenía el partido ganado pero no lo remató, y ahora tiene a todo el equipo defendiendo colgado del poste, es decir: silbando ante el ruido ensordecedor de la trama Montoro. Cuando estalló el escándalo Cerdán parecía que lo tenía hecho, pero esta semana se ha sabido que un juez de Tarragona investiga al exministro de Aznar y de Rajoy nada menos que por traficar supuestamente con leyes para beneficiar a empresas gasistas, tabaqueras y de casas de apuestas, estas últimas participadas por el también exministro Rafael Catalá. Se ha publicado que, antes que en Tarragona, la trama Montoro fue investigada en Madrid y archivada por la jueza Patricia Jiménez-Alfaro Esperón. Uno de los directivos de la empresa de Catalá es José Antonio Jiménez-Alfaro Esperón, hermano de la jueza Patricia Jiménez-Alfaro Esperón. Casualidades de la vida. Antes de que al PP le estallara el escándalo Montoro, que le salpica con el otoño del juicio por el caso Kitchen en el horizonte, se sentía tan ganador que el juez Peinado, que aparentemente no tiene nada que ver con el partido —el adverbio es muy importante—, quiso marcar un gol en fuera de juego, con la mano y agrediendo previamente a un rival y al árbitro con su disparatado intento de imputación del ministro Bolaños, lógicamente desestimado por el Supremo. Otra cosa muy distinta, y muy seria, es lo del escándalo Cerdán, instruido, por cierto, por el juez del Supremo Leopoldo Puente, elegido a propuesta del PSOE, exmiembro de la progresista Jueces por la Democracia y firmante de un voto particular contra la escandalosa condena del diputado de Podemos Alberto Rodríguez, posteriormente anulada por el Tribunal Constitucional. Leopoldo Puente es un ejemplo que demuestra que entre los 80 magistrados del Supremo hay muchos que se someten al imperio de la ley con profesionalidad e imparcialidad, como lo hacen la mayoría de los 5.300 jueces de España. El problema de credibilidad lo tiene ese tribunal en una Sala de lo Penal que se ha rebelado contra el Congreso con una interpretación de la malversación que provocaría vergüenza ajena en un estudiante de primero de Derecho. El caso Cerdán tiene mucha sustancia y huele fatal, tanto como el caso Montoro, y el partido se ha igualado de tal forma que ahora sonrojan un poco las bravatas de un señor que hace 15 días, cuando se veía ganador, dijo no se sabe qué cosas sobre no se sabe qué ambientes, qué extrañezas y qué cárceles.
Buena fe
La buena fe es un principio general del derecho que cuando concurre puede atenuar y hasta excluir la responsabilidad, y no lo ha hecho en las 6 condenas de las que informamos en la página 3.