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Un ingeniero leridano en la Antártida

Jean Sierra Mora construye el nuevo laboratorio de la base militar Gabriel de Castilla, en las islas Shetland del Sur, con mínimas de -20º C y vientos de más de 80 km/h

Jean Sierra Mora, en una de les zonas donde los que llegan a la Antártida cuelgan un cartel que marca la distancia a su lugar de origen. - J.M

Jean Sierra Mora, en una de les zonas donde los que llegan a la Antártida cuelgan un cartel que marca la distancia a su lugar de origen. - J.M

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tatiana fernández 

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El militar leridano Jean Sierra Mora voló el 22 de diciembre de 2024 hasta Buenos Aires (Argentina) y se desplazó hasta Ushuaia. Desde allí, el día de Navidad, partió en el buque de investigación oceanográfica BIO Hespérides hasta su destino: la base Gabriel de Castilla en la Antártida, de donde tiene previsto regresar hoy tras trabajar en la construcción del nuevo laboratorio junto a sus compañeros del batallón de Castrametación del Regimiento de Especialidades de Ingenieros (REI) Nº 11 del ejército de Tierra de Salamanca, una unidad de ingenieros especializada en construcción vertical. 

El nuevo módulo del laboratorio en cuya construcción participa Jean.

El nuevo módulo del laboratorio en cuya construcción participa Jean.

Todos juntos cruzaron el mar de Hoces, conocido como el paso de Drake, uno de los más peligrosos ya que las olas allí pueden llegar a los 20 m. Por suerte, ‘solo’ tardaron 3 días en superarlo y Sierra asegura que fue “muy tranquilo”. Antes de llegar a la base Gabriel de Castilla, hicieron una parada en la isla Livingston para dejar algunos científicos e investigadores y esto hizo que su viaje se retrasara y pasaran fin de año en el buque, “una experiencia que, pese a estar lejos de la familia, gracias a la tripulación y compañeros, disfrutamos muchísimo”. 

Algunos proyectos estudian el comportamiento de los pingüinos.

Algunos proyectos estudian el comportamiento de los pingüinos.

Finalmente, el día 3 de enero llegaron a la base situada en Isla Decepción, uno de los destinos turísticos más importantes de la Antártida. Allí conviven en un módulo con diferentes investigadores y científicos a los que ayudan como apoyo en todo lo que sea necesario, comparten habitaciones entre cuatro, tienen baños comunes y pueden disfrutar de una comida muy variada gracias al equipo de cocina. 

Vista de la zona donde trabajan y viven los militares del ejército de Tierra que se encuentran en la zona.

Vista de la zona donde trabajan y viven los militares del ejército de Tierra que se encuentran en la zona.

Sierra explica que, para él, viajar a la Antártida “era impensable” ya que, cuando entró en 2020 en su batallón, sus recientes compañeros estaban preparándose para ir a construir el actual taller mecánico de la base Gabriel de Castilla. Cuando le llegó la propuesta de la misión, el leridano asegura que “no tuve ninguna duda, me hacía mucha ilusión poder ejercer mi trabajo en un lugar tan especial”. 

Esto le está permitiendo vivir experiencias únicas como poder admirar el paisaje helado, ver animales como pingüinos, lobos marinos, albatros o ballenas, “visitar distintas bases como la española Juan Carlos I o la búlgara St. Kliment Ohridski en la isla de Livingston (a 38 km de la base Gabriel de Castilla), y compartir momentos con integrantes de la base de Argentina”, que se encuentran a menos de 1 kilómetro de donde viven Sierra y sus compañeros. 

Pese a que la estancia allí es bastante rutinaria y su día a día se resume en descansar, trabajar y realizar tareas de apoyo de lunes a domingo, también hacen planes que les recuerden un poco a sus vidas cotidianas como cocinar paella o fideuá y comerlas todos juntos, jugar un partido de fútbol contra los de Argentina, que se ha convertido en una tradición, ver alguna película, pasar un rato jugando a cartas o juegos de mesa y algunos sábados por la noche suelen socializar más y compartir momentos de música y desconexión. 

En la Antártida conviven animales como pingüinos, lobos marinos, albatros y ballenas.

En la Antártida conviven animales como pingüinos, lobos marinos, albatros y ballenas.

Varios domingos descansan y aprovechan para visitar las zonas del entorno que “parecen de otro planeta de hielo”. También tienen un cuadrante en el que todo el mundo consta, sea cual sea su cargo, y cada día dos personas son las que se ocupan de las tareas de limpieza y orden. Viajar y vivir en la Antártida es una experiencia única e inigualable pero también tiene sus dificultades. 

Cuando llegaron, el sol no se ponía, tenían casi 24 horas de luz diurna y las temperaturas no eran excesivamente bajas pero desde febrero el día se va acortando y el termómetro desciende al llegar a su fin el verano austral. “Hemos sufrido nevadas importantes que han dificultado bastante nuestro trabajo con temperaturas de -5º C que, con el viento helado de más de 80 km/h, hacía que las sensaciones térmicas fueran de -20º C”. 

La Antártida se encuentra a 12.814 kilómetros de Lleida y Sierra pasará aproximadamente cinco meses lejos de su familia y alejado completamente de la civilización: “No todo es maravilloso, ya que echo de menos a mi mujer y a mi hija pero por suerte hablo casi a diario con ellas, unas facilidades que tenemos hoy en día que eran impensables hace no demasiado”. 

Sierra pudo realizar una videoconferencia con el colegio de su hija de 9 años en Alcarràs y hablar sobre su trabajo con ella y sus compañeras/os. Además, el programa La revuelta de David Broncano ha conectado en diversas ocasiones con la Antártida para hablar con Eduard Peréz, capitán de transmisiones del ejército de Tierra, y ver cómo avanzaba la construcción de la estructura del nuevo laboratorio. 

El leridano asegura que “es un privilegio ser testigo de los experimentos e investigaciones que nuestros científicos y los de otros países llevan a cabo y poder formar parte, junto a mis compañeros, de la campaña de la Antártida con la construcción del nuevo módulo científico”. La campaña de investigación de la Antártica Española es un modelo de cooperación entre instituciones públicas y este año hay 28 proyectos de investigación en curso en los que participan 300 personas.

De trabajar en despachos a ser sargento de Ingenieros

Jean Sierra estudió en el instituto Torrevicens de Lleida un ciclo de delineación y trabajó en despachos de arquitectura, pero con la crisis de 2011 su situación se complicó y se preparó para entrar en el Ejército. En 2014 accedió y fue destinado al cuartel del Bruc en Barcelona. Allí estudió ingeniería de la edificación en la universidad. Tres años después aprobó el acceso de suboficiales, lo que le pausó sus estudios pero le permitió entrar en la infantería de ingenieros. Durante 4 meses estuvo en la Academia de Suboficiales en Talarn, en 2018 pasó a la de ingenieros del ejército en Madrid y consiguió su despacho de Sargento de Ingenieros. Finalmente, en 2020 fue destinado al Regimiento de Especialidades de Ingenieros Nº 11 en Salamanca, del que forma parte actualmente.

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