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Adiós a ducharse después de hacer deporte: el doctor José Manuel Felices desaconseja totalmente esta práctica

El especialista expone tres motivos fisiológicos por los que ducharse inmediatamente puede poner en riesgo tu salud y dañar tu piel

José Manuel Felices.

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El doctor José Manuel Felices ha lanzado a través de su cuenta de Instagram una advertencia que contradice una de las prácticas más habituales entre deportistas y usuarios de gimnasios: ducharse inmediatamente después de realizar ejercicio físico. Según el especialista, esperar entre 10 y 15 minutos tras finalizar el entrenamiento resulta fundamental para evitar diversos problemas relacionados con la termorregulación corporal, el flujo sanguíneo y la protección natural de la piel.

"¡No te duches justo al acabar de entrenar!", señala contundentemente el doctor en sus recomendaciones, explicando que este sencillo consejo puede evitar irritaciones cutáneas y episodios de mareo que son más frecuentes de lo que se piensa. El facultativo detalla tres razones científicas que justifican este tiempo de espera, basándose en procesos fisiológicos que continúan activos tras cesar la actividad física.

La primera razón tiene que ver con la termorregulación corporal, un mecanismo natural que el organismo utiliza para volver a su temperatura basal. "Tu cuerpo sigue 'apagando el motor' con el sudor", explica el doctor, señalando que interrumpir este proceso de forma brusca con agua fría o caliente puede suponer un shock térmico para el organismo que está tratando de recuperar su equilibrio.

Los tres motivos científicos para esperar antes de la ducha post-entrenamiento

El especialista enumera con precisión los tres factores principales que sustentan su recomendación. El primero, como ya se ha mencionado, está vinculado a la termorregulación corporal. Cuando realizamos ejercicio, nuestra temperatura interna se eleva considerablemente y el cuerpo necesita tiempo para restablecer sus niveles normales, un proceso en el que el sudor juega un papel fundamental como mecanismo de enfriamiento natural.

El segundo motivo está relacionado con el flujo sanguíneo. Durante la actividad física, se produce una vasodilatación periférica para facilitar el aporte de oxígeno a los músculos en funcionamiento. "Los vasos se dilatan; si te mojas ya, disminuye la tensión arterial, lo que puede provocar mareos", advierte el doctor Felices. Este fenómeno explica por qué algunas personas experimentan sensación de inestabilidad o incluso desmayos cuando se duchan inmediatamente después de un entrenamiento intenso.

El tercer factor, quizás menos conocido pero igualmente importante, tiene que ver con el manto ácido de la piel. Este revestimiento natural, con un pH entre 4,5 y 5,5, constituye una barrera protectora contra agentes externos. "La ducha con jabón alcalino lo desequilibra y tu piel queda indefensa", alerta el especialista, añadiendo que este desequilibrio puede ser el origen de irritaciones, sequedad y otros problemas dermatológicos.

¿Qué hacer durante el tiempo de espera?

Para aprovechar estos 10-15 minutos de espera recomendados, el doctor Felices propone una serie de actividades beneficiosas. En primer lugar, sugiere hidratarse adecuadamente, pues la reposición de líquidos es fundamental tras el ejercicio para compensar las pérdidas por sudoración. También recomienda realizar ejercicios de respiración y estiramientos suaves, que ayudarán a la recuperación muscular y a reducir la probabilidad de agujetas.

Una vez transcurrido este tiempo prudencial, el especialista aconseja optar por una ducha de temperatura tibia, evitando extremos tanto de frío como de calor, y utilizar geles de pH suave, compatibles con el manto ácido natural de la piel. Este tipo de productos respetan la barrera cutánea y previenen la sequedad e irritaciones posteriores.

Importancia de la termorregulación en la actividad física

La termorregulación es un proceso biológico esencial mediante el cual nuestro organismo mantiene una temperatura corporal adecuada, independientemente de las condiciones ambientales externas. Durante el ejercicio físico, la producción de calor aumenta significativamente como consecuencia del metabolismo muscular, pudiendo elevar la temperatura corporal central hasta 38-39°C en entrenamientos intensos.

El cuerpo dispone de varios mecanismos para disipar este exceso de calor, siendo la sudoración el principal. A través de la evaporación del sudor en la superficie cutánea, se consigue un enfriamiento efectivo. Este proceso no se detiene instantáneamente al finalizar el ejercicio, sino que continúa durante varios minutos mientras el organismo recupera su equilibrio térmico basal.

Alterar bruscamente este mecanismo con una ducha inmediata puede provocar un choque térmico contraproducente. Si el agua está fría, puede producir una vasoconstricción periférica que dificulta la disipación del calor interno. Por el contrario, si está caliente, puede impedir el enfriamiento natural y prolongar la sobrecarga térmica.

¿Qué sucede con el flujo sanguíneo tras el ejercicio?

Durante la actividad física, se produce una redistribución del flujo sanguíneo para priorizar el aporte a los músculos en funcionamiento. Los vasos sanguíneos periféricos se dilatan para facilitar esta circulación aumentada y para favorecer la disipación del calor a través de la piel.

Al finalizar el ejercicio, este estado de vasodilatación persiste durante unos minutos. Si en este momento la persona se somete a una ducha, especialmente si es fría, puede producirse una vasoconstricción repentina que, combinada con la redistribución del flujo sanguíneo que todavía está en proceso, ocasiona una caída de la presión arterial. Este fenómeno explica los mareos y sensación de debilidad que algunas personas experimentan.

Los expertos en medicina deportiva señalan que el riesgo es mayor en entrenamientos de alta intensidad o de larga duración, así como en condiciones ambientales de calor y humedad elevados, donde la deshidratación puede agravar estos efectos.

El manto ácido: protección natural de la piel

El manto ácido de la piel constituye la primera línea de defensa de nuestro organismo frente a agentes externos potencialmente dañinos. Esta fina película está compuesta por secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas, mezcladas con agua y aminoácidos, manteniendo un pH ligeramente ácido (entre 4,5 y 5,5) que resulta hostil para muchos microorganismos patógenos.

Durante el ejercicio físico, el sudor contribuye a mantener este equilibrio, pero también puede alterarlo si es excesivo. La combinación de un pH ya potencialmente alterado con productos de limpieza alcalinos (como muchos jabones convencionales) puede romper completamente esta barrera protectora, dejando la piel vulnerable a irritaciones, infecciones y problemas dermatológicos diversos.

Por este motivo, el doctor Felices insiste en la importancia de utilizar geles de pH suave, formulados específicamente para respetar el equilibrio natural de la piel, especialmente después del ejercicio físico cuando la barrera cutánea puede encontrarse más comprometida.

Recomendaciones prácticas para deportistas

Más allá de esperar los 10-15 minutos recomendados, existen otras pautas que pueden mejorar la experiencia post-entrenamiento y favorecer la recuperación. Los especialistas en medicina deportiva coinciden en señalar la importancia de una correcta hidratación, tanto durante como después del ejercicio. Se recomienda beber agua a pequeños sorbos, evitando grandes cantidades de una sola vez que podrían causar molestias gástricas.

Los estiramientos suaves constituyen otra actividad ideal para este período de espera. Ayudan a reducir la tensión muscular, mejoran la flexibilidad y facilitan la eliminación de productos de desecho metabólico como el ácido láctico, reduciendo así la sensación de pesadez y las posibles agujetas posteriores.

En cuanto a la temperatura del agua para la ducha, una vez transcurrido el tiempo de espera, lo más recomendable es optar por agua tibia, evitando los extremos. El agua muy fría puede resultar chocante para un organismo que aún está en proceso de recuperación, mientras que el agua muy caliente puede contribuir a la fatiga muscular y aumentar la sensación de cansancio.

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