¿Te marchas de vacaciones? Así debes dejar tus electrodomésticos, según los expertos
Cada vez más hogares aplican esta simple recomendación para ahorrar energía y evitar averías

Una cocina.
El incremento de más del 50% en el precio del kilovatio hora (kWh) durante los últimos cinco años ha provocado un cambio en los hábitos de consumo energético de los españoles. Una práctica cada vez más extendida consiste en desconectar completamente los electrodomésticos al marcharse de vacaciones, no solo para reducir el gasto en la factura de la luz, sino también para proteger los aparatos de posibles subidas de tensión y prolongar su vida útil. Entre todos los dispositivos del hogar, la televisión se ha convertido en uno de los principales objetivos de esta estrategia de ahorro.
Esta tendencia hacia un consumo más consciente responde directamente a la escalada de precios energéticos que venimos experimentando desde 2020. Los hogares españoles buscan cualquier oportunidad para recortar gastos, y hasta los pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos pueden ahora representar un ahorro significativo a final de mes. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, el consumo fantasma de los electrodomésticos en modo de espera puede llegar a suponer hasta un 11% del gasto eléctrico total de una vivienda.
La factura eléctrica se ha convertido en una preocupación constante para muchas familias, especialmente en periodos vacacionales cuando la vivienda queda desocupada durante días o semanas. Los expertos en eficiencia energética recomiendan aprovechar estas ausencias para implementar medidas de ahorro que, aunque parezcan insignificantes, pueden traducirse en una reducción notable del consumo energético y, por ende, del importe final a pagar.
El consumo fantasma de los televisores modernos
Los televisores actuales son un claro ejemplo de dispositivos que continúan consumiendo energía incluso cuando creemos haberlos apagado. Esta particularidad se debe a la función de 'standby' o modo de espera, que mantiene ciertos componentes activos para recibir señales del mando a distancia, realizar actualizaciones de software o mantener la conexión WiFi. Aunque este consumo es inferior al que se produce cuando el aparato está encendido, no deja de ser un gasto innecesario, especialmente durante periodos de ausencia prolongada.
Estudios realizados por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cifran este consumo fantasma entre el 7% y el 11% del gasto eléctrico total de un hogar medio. En términos absolutos, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) estimó en 2023 que este derroche supone aproximadamente 60.000 millones de euros anuales a nivel mundial, una cifra que no ha hecho más que aumentar en los últimos años.
Un televisor en modo de espera puede consumir entre 0,5 y 3 vatios por hora. Aunque pueda parecer insignificante, este gasto continuado durante días o semanas puede llegar a suponer entre un 10% y un 20% más en la factura eléctrica. En hogares con varios televisores, el impacto económico se multiplica, especialmente si sumamos otros dispositivos con consumo en standby como decodificadores, consolas o equipos de sonido.
Recomendaciones prácticas para ahorrar energía durante las vacaciones
La medida más efectiva para eliminar por completo el consumo fantasma es desenchufar físicamente los aparatos de la corriente eléctrica. No basta con apagarlos con el mando a distancia o el botón de encendido, ya que muchos dispositivos modernos mantienen un consumo residual mientras permanecen conectados a la red. Una alternativa práctica consiste en utilizar regletas con interruptor, que permiten cortar la corriente de varios aparatos simultáneamente.
El ahorro medio que puede suponer esta sencilla acción se estima en unos 375 kWh anuales, lo que equivale a entre 40 y 60 euros dependiendo de la tarifa eléctrica contratada. Esta cantidad puede parecer modesta, pero considerando que la mayoría de hogares españoles cuentan con al menos dos televisores, un ordenador y diversos electrodomésticos pequeños, el ahorro acumulado puede ser considerable.
Además del televisor, es fundamental prestar atención a otros electrodomésticos cuando nos ausentamos por vacaciones. Los pequeños aparatos de cocina como robots, tostadoras o cafeteras deben quedar completamente desenchufados. En el caso de electrodomésticos de mayor tamaño como lavadoras, secadoras y lavavajillas, lo recomendable es dejarlos vacíos y con la puerta entreabierta para evitar la aparición de malos olores y condensaciones.
Beneficios adicionales de desconectar los electrodomésticos
Más allá del ahorro económico, desenchufar los aparatos electrónicos durante periodos de ausencia prolongada aporta beneficios adicionales. En primer lugar, reduce significativamente el riesgo de incendios eléctricos provocados por cortocircuitos o sobrecalentamientos. Según datos del Ministerio del Interior, aproximadamente el 23% de los incendios domésticos en España tienen su origen en fallos eléctricos, muchos de ellos relacionados con aparatos que permanecen conectados permanentemente.
Por otra parte, desconectar los electrodomésticos los protege frente a posibles subidas de tensión en la red eléctrica, un fenómeno relativamente frecuente durante tormentas eléctricas o por fallos en el suministro. Estas fluctuaciones pueden dañar los componentes electrónicos y acortar la vida útil de los aparatos, especialmente de aquellos con mayor sensibilidad como televisores, ordenadores o sistemas de sonido.
No obstante, es importante realizar algunas excepciones a esta regla general. Los sistemas de alarma, cámaras de seguridad o dispositivos de domótica necesitan permanecer conectados para cumplir su función. Lo mismo ocurre con ciertos electrodomésticos como frigoríficos y congeladores, cuya desconexión podría provocar el deterioro de los alimentos almacenados. En estos casos, lo recomendable es mantenerlos enchufados pero ajustando su configuración al modo de máximo ahorro energético.
¿Qué ocurre con el televisor cuando lo dejamos en standby?
El modo standby o de espera de los televisores modernos implica que, aunque la pantalla esté apagada, ciertos circuitos electrónicos continúan funcionando. Esta actividad residual permite que el aparato responda rápidamente cuando lo encendemos con el mando a distancia, mantenga actualizada la guía de programación o permanezca conectado a la red WiFi para recibir actualizaciones de software.
Los televisores inteligentes o Smart TV son especialmente propensos a mantener un consumo elevado en standby, ya que necesitan estar permanentemente conectados a internet para ejecutar aplicaciones en segundo plano. Modelos recientes incorporan funciones como asistentes de voz o sistemas de control por gestos que requieren sensores activos incluso cuando el televisor parece apagado.
A esto hay que sumar el consumo de dispositivos periféricos como decodificadores, barras de sonido o consolas de videojuegos, que también suelen quedarse en modo de espera. El conjunto de todos estos aparatos puede suponer un gasto energético considerable que se mantiene las 24 horas del día, los 365 días del año si no tomamos medidas para evitarlo.
¿Cuánto podemos ahorrar desenchufando los electrodomésticos?
El ahorro potencial derivado de desconectar los electrodomésticos durante las vacaciones varía en función de diversos factores: el número y tipo de aparatos, el tiempo de ausencia y el precio de la electricidad. Como referencia, un hogar medio español con dos televisores, un ordenador, varios pequeños electrodomésticos y diversos cargadores enchufados puede ahorrar entre 5 y 15 euros por cada semana de ausencia.
Este cálculo se basa en el consumo medio en standby, que oscila entre los 0,5 y los 3 vatios por hora dependiendo del aparato, multiplicado por las 24 horas del día y por el precio medio del kWh en 2025, que se sitúa en torno a los 0,18 euros en España. La suma de todos estos pequeños consumos puede representar hasta 100 euros anuales en la factura eléctrica de una familia media.
Si extendemos este análisis a periodos vacacionales más largos, como el mes de agosto, o consideramos segundas residencias que permanecen vacías durante gran parte del año, el ahorro puede ser sustancialmente mayor. En estos casos, implementar medidas de eficiencia energética resulta especialmente rentable y contribuye significativamente a la reducción de la huella ecológica del hogar.