METEOROLOGÍA
Un estudio revela que el regadío llega a bajar hasta 4º la temperatura del aire en Lleida
Los investigadores tomaron datos varios meses en Mollerussa, El Poal, Castellnou de Seana, Tàrrega, El Canós y Sant Martí de Riucorb. Intervinieron varias universidades, el IRTA, Meteofrance y Mett Office

Sigue la canícula primaveral- Los termómetros volvieron a superar ayer los 35º en buena parte del llano de Lleida y pasaron de 37º en Lleida, Serós, Alcarràs y Torres de Segre. - MAGDALENA ALTISENT
“Globalmente, se aprecia una diferencia de entre 3º y 4º menos en la temperatura del aire” y “en ocasiones puede llegar a 8º en el suelo”, explica Joan Bech, catedrático de Física de la Atmósfera de la Universitat de Barcelona. Se refiere al efecto del riego en los grados que registran los termómetros en la llamada capa inferior de la atmósfera, una franja que alcanza los 50 metros de altura.
El dato es una de las principales conclusiones del Proyecto Liaise (Interacciones de la Superficie Terrestre con la Atmósfera en el Entorno Semiárido Ibérico), un programa en el que han participado varias universidades, entre ellas las de Barcelona y Balears, servicios meteorológicos estatales como Meteofrance y el británico Mett Office y organismos como el IRTA y el Observatorio del Ebro.
Durante varios meses de 2021, se dedicaron a “evaluar los efectos del riego en la atmósfera y en la precipitación” con instrumentos de precisión en dos zonas: una de regadío del Canal d’Urgell con monitores en Mollerussa, El Poal y Castellnou de Seana y otra de secano con la toma de datos en Tàrrega, El Canós y Sant Martí de Riucorb. Los datos tomados a pie de parcela y los captados por sensores colocados en pértigas de medio centenar de metros de altura se combinaban con información gráfica llegada vía satélite.
Las conclusiones del estudio indican que el regadío genera “una disminución en la temperatura media del aire cerca de la superficie, un aumento de la humedad, una disminución en la velocidad del viento y un cambio en la dirección de este en las áreas cercanas”.
“Donde se aplica el riego”, añade el estudio, “se produce una desaceleración general del flujo superficial” y “el balance de energía superficial se invierte” en la atmósfera, aunque, al mismo tiempo, “las retroalimentaciones en la precipitación no son tan claras”.
Es decir, que el riego reduce la temperatura ambiental en su zona de influencia, aunque no hay evidencias de que su uso afecte al régimen de las lluvias.
“Regar una zona aumenta la humedad en el suelo, y la posterior evaporación de ese agua reduce varios grados la temperatura ambiente”, señala Bech. “Se sabía, pero se desconocían los detalles”, anota.
El objetivo central del proyecto consistía en mejorar las previsiones meteorológicas, y los resultados permitieron algunos avances.
“Los modelos que se utilizan para las predicciones siempre incluyen simplificaciones, y con las mediciones que hicimos pudimos modelizar las series que se utilizan”, explica el catedrático. “Al añadir a los modelos que se trataba de zonas irrigadas se mejoraba la predicción. Se facilitaba que fueran más fiables”, añade Bech.
Edificios con cubierta vegetal para ahorrar energía
Habilitar cubiertas y fachadas vegetales en los edificios comporta un ahorro energético del 15% al 20%, según un estudio liderado por la UdL. El proyecto Big4Life concluye que ese sistema reduce el impacto de la radiación solar y la temperatura, especialmente cuando hay picos de emisión. Al mismo tiempo, mejora la calidad del aire, reduce el efecto de la isla de calor y absorbe dióxido de carbono. La investigación, con un presupuesto de dos millones de euros financiado con fondos europeos, ha analizado el impacto de este sistema de jardinería sostenible en edificios de Lleida, El Prat de Llobregat y Barcelona. Ese tipo de construcción, que también actúa como aislante acústico, incluye sistemas de captación de agua. “Permite controlar la cantidad de agua que se deriva hacia alcantarillado. En futuros escenarios climáticos que se prevén complicados, evitar el colapso del alcantarillado público es importante”, señaló la project manager de Big4life, Laura Herrera. El investigador principal, Gabriel Pérez, apuntó que se usan plantas de baja demanda hídrica, co mo el crespinell (sedum) o el romero.