Kilómetro cero de largo recorrido

Para Josep Badias, de Riera Badias, “elaborar sidra nos permite dar valor añadido a los manzanos de Golden y Granny Smith que tengo en una finca de la localidad”. Es el primer año que la venden, con una producción de 2.500 botellas. Por su parte, Antoni Giribet se prepara para sacar a la venta los primeros vinos de la Bodega Giribet. Tras años en que los produjo como afición, embotellará en septiembre las primeras 5.000 unidades de Gínjol y Mil Sons, dos vinos negros.

“Hay más concienciación por los productos de proximidad, la gente los valora y quiere conocer el proceso productivo”, afirma Giribet. Menos optimista se muestra Ramona Mir, la segunda generación de Cal Cota. “No sé si es la crisis pero las ventas han bajado”, apunta, y cree que “cada día se valora menos la producción de proximidad y se compra más en grandes superficies comerciales lo que antes se compraba en los pueblos”.

Diferenciarse y poner el acento en la calidad es la vía que toman para competir en sectores donde abunda la producción industrial. Mir subraya la elaboración “artesanal y sin aditivos” de Cal Cota frente a la manipulación industrial que “juega con la vista a costa del sabor”. Miquel Llovet, de Delícies de l’Ànec, apunta que “no tiene nada que ver el pato de proximidad con la producción industrial, si bien esta última es el 80% de la que se consume, así que nos hemos adaptado a clientes que realmente valoran la calidad”. Su producción es ahora menor y el 95% de ella es para restaurantes.

Mercados, degustaciones y música como herramientas promocionales El ayuntamiento de Preixana ha impulsado la promoción de la producción ‘kilómetro cero’. Hace cuatro años puso en marcha De Prop, el mercado de productos de proximidad que se celebra desde entonces a medianos de diciembre y que se completa con demostración de cocina, un networking (para poner en contacto productores y posibles compradores), degustaciones y charlas, entre otras actividades.