SEGRE

Crecer sin 'morir de éxito'

Lleida busca desestacionalizar el turismo y divulga atractivos como la floración y la berrea del ciervo

Imagen de archivo de un grupo de turistas visitando la floración de los árboles frutales en Aitona.

Imagen de archivo de un grupo de turistas visitando la floración de los árboles frutales en AitonaMagdalena Altisent

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La pandemia reforzó Lleida como un destino turístico de naturaleza. El sector busca ahora potenciar atractivos en zonas menos masificadas como el Baix Segre y el Pallars Jussà para atraer visitantes todo el año.

Lleida ha reforzado en los últimos años su posición como destino turístico para los amantes de la naturaleza, pero concentra sus visitantes en temporadas cortas y en unos pocos municipios que concentran gran parte de los visitantes. Con el fin de poder seguir creciendo sin morir de éxito, el sector apuesta por potenciar atractivos como la floración de los árboles frutales en el Baix Segre, el turismo gastronómico o el cultural, para desestacionalizar la afluencia de turistas y generar al mismo tiempo nuevas oportunidades económicas para el territorio. A raíz de la pandemia de coronavirus, el ocio de naturaleza ha ido ganando adeptos, llegando al punto de que algunos consistorios han instalado barreras en los accesos de sus entornos naturales con el fin de evitar la masificación y los peligros que esta conlleva. Debido a esto, el sector turístico leridano apuesta por diversificar cada  vez más su oferta, ofreciendo un producto turístico que incluye experiencias que van más allá de los deportes de aventura o sus parques naturales. Algunos de ellos son la berrea del ciervo; la museización de las centrales hidroeléctricas; el ferrocarril histórico del Tren dels Llacs o los murales de Penelles. En la misma línea, el Pirineo busca ser un destino para todo el año, y cada vez existen más empresas que crean packs turísticos para satisfacer esta demanda. Además de patrimonio natural y aventuras, ofrecen rutas gastronómicas y arquitectónicas, tradiciones y cultura. “La masificación no favorece la experiencia del turista”, explica Joan Canut, director del hotel Nice de La Seu, que añade que “en el Alt Urgell es por ahora puntual, pero lo mejor es regularlo antes de que se convierta en un problema”. En la misma línea se expresa Edu Pérez, del Bar Nou. Opina que “necesitamos y vivimos del turismo, y apostar por desestacionalizarlo favorecerá a todo el sector y es una manera de fidelizar a los visitantes”. El auge del turismo en autocaravana y furgonetas camper contribuye también a un flujo más continuo de visitantes, por lo que son muchos los municipios que han habilitado en los últimos años aparcamientos con servicios para atraer este tipo de turista.

Ramon Solsona, gerente de la Federació d’Hosteleria de Lleida, afirma que “tenemos mucho potencial repartido por el territorio y hay que pensar en clave turística y explorar nuevas posibilidades”. Señala como ejemplo de esta nueva tendencia los municipios del Baix Segre, que con el espectáculo de la floración de los frutales han creado un reclamo turístico y generado al mismo tiempo nueva actividad económica en la zona (ver desglose). “Hay mucha gente en el mundo que tiene interés en todo lo que Lleida puede ofrecer”, explica Solsona, que concluye que “nuestro trabajo ahora es encontrar el mejor modo de transmitirlo”.

El turismo diversifica la economía del Baix Segre

La floración atrae al Segrià a miles de turistas, que llenan casas rurales y restaurantes y propician la creación de nuevos negocios. En este sentido, municipios como Alcarràs, Aitona, Seròs, Soses y La Granja d’Escarp buscan nuevas actividades con las que complementar los ingresos de la agricultura y diversificar así su economía. El Segre y el Aiguabarreig con el Cinca también son un recurso a explotar en el que municipios como La Granja d’Escarp han centrado esfuerzos. En la misma línea, el embalse de Utxesa es otro de los parajes que atrae a turistas y estudiosos durante todo el año, así como las minas de carbón cerradas, que ya son foco de atención. Esto plantea también nuevas cuestiones, como la necesidad de adaptar y señalizar correctamente estos elementos, con el fin de ganar seguridad y mejorar la experiencia turística. Cabe remarcar que quince municipios leridanos copan el 40% del turismo rural de la provincia, con cuatro de cada diez establecimientos de turismo rural, según un estudio elaborado por la Diputación de Lleida. Este cambio de tendencia en el ocio favorece también la distribución de visitantes en el territorio, lo que reduce la masificación en otras zonas. 

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