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Los regantes afrontan la campaña con previsión de restricciones por la sequía

El Canal d'Urgell decide hoy los detalles de la nueva gestión del agua para este 2024

Vista des de Tiurana del pantà de Rialb, al Segre, que acumula més aigua que fa un any.

Vista desde Tiurana del pantano de Rialb, en el Segre, que acumula más agua que hace un año. - MAGDALENA ALTISENT

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Los regantes afrontan la próxima campaña de riegos, a mediados de marzo, con previsión de restricciones de agua por la sequía. Los pantanos del Segre están al 34% y los del Ribagorçana, al 37%, lo que no asegura llegar a final de la campaña con garantías de agua. La sequía del año pasado ha obligado a racionalizar la gestión y cambiar cultivos.

A menos de un mes para el inicio oficial de la campaña de riegos, la mayoría de los agricultores ya llevan meses planificando los cultivos en previsión de comenzar con restricciones. En los pantanos del Segre hay más agua que el año pasado (164 hm³ entre Oliana y Rialb, frente a los 79 de 2023 por estas fechas) pero de momento el río sigue en emergencia y van más de 20 meses. En el Noguera Pallaresa (con embalses hidroeléctricos pero que abastece a unas 20.000 hectáreas del Canal d’Urgell) están “algo mejor este año”, según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), y en el Ribagorçana (con 393 hm³ frente a los 396 de 2023) preocupa Canelles, que en otoño registró mínimos históricos y está al 23,6%.

La mala campaña del año pasado por la sequía ha motivado cambios en los cultivos: se han disparado los extensivos de invierno, trigo y cebada, ha caído el maíz (que requiere mucha más agua) y algunos frutales se han sustituido por leñosos como almendros y olivos, más resistentes ante la falta de agua. En la zona regable del Canal d’Urgell, donde en 2023 se sacrificó el riego del cereal en el canal principal para salvar los frutales, este año se asignará a todos los cultivos la misma dotación de agua. Actualmente, las reservas dan para casi dos turnos de riego, ahora llamados hidros, que equivalen a algo más de 1.000 metros cúbicos de agua por hectárea. Con dos hidros, los frutales no se aseguran la producción, así que los regantes deberán pensar de dónde sacan el agua: una posibilidad es tomarla de otras fincas de la misma colectividad, lo que da pie al mercadeo. Algunos dicen que ya ha comenzado. La apuesta por el cereal de invierno ha implicado que unas decenas de agricultores haya gastado ya al menos un turno de riego y ahora les queda poco margen. “Este año será imprevisible, con fórmulas diversas, imaginativas y adaptadas a la escasez actual de agua”, asegura Xavier Díaz, director general del Canal d’Urgell. “El 19% del arbolado del año pasado (en el canal principal) no cambiará; habrá sobre un 10% de forrajes, en lugar del 15% y el resto será cereal de invierno, que requiere uno o dos riegos, o incluso cereal de secano, que no se regará. También habrá fincas en barbecho para dejar el agua a las contiguas”, afirma. “Solo un milagro como el de 2008 permitiría plantar cereal de verano”, sostiene Díaz. El Canal d’Urgell decide hoy en asamblea buena parte de los detalles de la próxima campaña de riego. El objetivo principal es no cerrar, como ocurrió en 2023.En las próximas semanas deberá negociar además el reparto de las reservas de Oliana y Rialb con el vecino Segarra-Garrigues, con unas 12.600 hectáreas regadas, a las que se incorporarán unas 500 más en los próximos meses. Desde que comenzaron a regar, en 2009, no han superado los 4.000 metros cúbicos de agua por hectárea, frente a los 9.000 de la concesión del Urgell. Este año piden una proporción del 90 (Ur-gell) a 10 en el reparto, pero por ahora no hay acuerdo. Consultada al respecto, la CHE afirma que si no lo alcanzan “existen órganos colegiados que abordarán el problema desde la ordenación de los desembalses”.

Si Urgell y Segarra-Garrigues no se ponen de acuerdo, la CHE decidirá qué dotaciones les asigna

Aragón y Catalunya y Pinyana también comenzarán la campaña con restricciones, las mismas que el año pasado. El presidente del Aragón y Catalunya, José Luis Pérez, indicó que se aplicarán prorrateos desde el inicio como los del pasado año, que comenzarán moderados y se revisarán cada 14 días hasta que finalice. El reparto de caudales se establecerá en la próxima asamblea el martes 27. Pérez incidió en que los pantanos de Barasona (en el Ésera) y San Salvador están llenos, algo que no sucede en los grandes embalses del Ribagorçana que abastecen a esta comunidad, Pinyana y el Algerri-Balaguer. Añadió que las reservas de nieve son escasas. El presidente de Pinyana, Ramon Piqué, indicó que en marzo se abrirán canales con caudales asignados, extremando el control y la vigilancia en los turnos y manteniendo candados en las acequias para evitar picarescas”.

« No hay agua y tocaremos a menos hidros»

“Tengo 45 hectáreas de frutales en la zona del Canal d’Urgell y he modernizado el riego. Tengo balsas de regulación para regar por goteo pero comencé las obras por mi cuenta ya hace 20 años aunque esta no es la tónica general en el Canal d’Urgell. He tenido que modernizar porque el riego por inundación se ha quedado anticuado. En la zona del Segarra-Garrigues tengo 75 ha de olivos y almendros. Ser regante de los dos sistemas te hace ver las diferencias entre un riego histórico y otro moderno y, desde luego, no hay color. Ponerlo en marcha ha costado como media 4.000 € por hectárea, si encima no tenemos agua “es de traca y pañuelo”. Es un sistema que gasta menos de lo previsto, está todo informatizado y es riguroso. La campaña se presenta mucho peor que el año pasado. En 2023 regaron solo los frutales y el cereal no pero en esta campaña regaremos todos, por lo que tocaremos a menos hidros”.

«Hay que invertir para hacer frente a las sequías»

“Tengo 33 hectáreas que voy modernizando poco a poco aunque las de la partida de Rufea ya están todas renovadas en más de un 80%. Antes regaba de pantanos locales pero ahora estoy conectado a la red de la comunidad general que se ha construido recientemente. Las obras han costado unos dos años, suponen una inversión fuerte pero es necesario hacerla para adaptarse a las sequías cada vez más persistentes. Por ahora ya se ha llevado a cabo una primera fase en las partidas de Rufea y Butsènit y una parte de La Caparrella. Por lo que respecta a la nueva campaña de regadío, volveremos a ir justos como el pasado año, en que nos costó llegar al final para abastecer a las explotaciones de fruta tardía. Hay que tener en cuenta que los embalses del Noguera Ribagorçana tienen muchos usuarios, además de dar agua de boca a Lleida y la mitad del Segrià. El año pasado nos salvó que llovió en junio. Esperemos que se dé la misma situación esta campaña”.EscalesCanellesSanta AnnaTalarnTerradetsCamarasaOlianaRialb

«Habrá que ‘comprar’ agua para los árboles»

“No veo bien que el cereal y los frutales tengan los mismos hidros (casi dos asegurados, por ahora). Esto obligará a comprar agua (a través del arrendamiento de fincas) para garantizar la producción de fruta, pero los números no dan”. Joan Escolà tiene fincas regadas por el Canal d’Urgell y otras en el Segarra-Garrigues. En este caso, “si nos dan la dotación del año pasado, sufriremos, pero llegaremos”, asegura. Pero en el Urgell, “será difícil controlar el gasto de agua. No hay contadores y creo que irá por horas”.En el Segarra-Garrigues “regaré con el móvil; en el Urgell, a través del acequiero”. Durante el mes de marzo se asignarán las dotaciones a cada sistema de riego para la campaña, algo que tiene a los regantes en vilo porque no saben de cuánta dispondrán. En paralelo, Urgell y Segarra-Garrigues no han alcanzado todavía un acuerdo sobre el reparto de aguas: “Deben hacerlo”, opina Escolà. El año pasado “fue la CHE la que finalmente puso paz entre ambos”, asegura.

«Hay mucha demagogia con el riego a manta»

“Dicen que el riego por goteo gasta un 25% menos que el tradicional, pero no es del todo cierto, porque parte del riego a manta se recupera con drenajes. En Miralcamp, una de nuestras 5 balsas se llena con drenajes” y puede almacenar unos 15.000 metros cúbicos de agua, “para ocho o nueve jornales”, señala Jordi Piró, regante y síndico del Canal d’Urgell, a la vez que defiende que el regadío tecnificado no da pie a escorrentías y reducirá los pozos naturales. Unas 650 hectáreas de Miralcamp riegan del Urgell: entre un 35 y un 40% son frutales y el resto, cereal y forrajes. “En 2023 no dio tiempo a reaccionar, pero este año, se ha priorizado mucho el cereal de invierno, trigo y cebada. Nadie se atreverá con el maíz y no habrá segundas cosechas”, afirma. Como Síndic, está recibiendo formación sobre el nuevo sistema de reparto del agua por hidros: “Será mucho trabajo, pero la gente no afrontará otro año de pérdidas. Los del cereal se sienten engañados, porque renunciaron al agua a favor del frutal y aún no han cobrado ayudas”.

«Se ha disparado el cereal de invierno»

“En un año normal, solía plantarse entre un 20 y un 22% de cereal de invierno, pero este año se habrá llegado al 60 o 70% de la superficie. El resto son alfalfa y forrajes, pero harán dos siegas en lugar de cinco”, explica Jaume Pedrós, regante y síndico del Canal d’Urgell en Linyola. Gestiona unas 100 hectáreas de cultivos repartidas entre el área del canal principal (afectado por los recortes en 2023, ya que el cereal quedó sin regar a favor de la supervivencia de los frutales) y el auxiliar, donde la sequía se notó mucho menos y todos los cultivos pudieron regar. La campaña se huele tensa porque la responsabilidad de cerrar el grifo caerá en los vigilantes y los síndicos y “la gente siempre culpa a quien tiene cerca. Hay que hacer mucha pedagogía y falta información. Yo puedo hacer de policía, pero no me gusta. Creo que el canal deberá vigilar más” cómo se usan los turnos de riego. También “hay dudas”, señala Pedrós. Por ejemplo, “hay quien riega de aguas recuperadas, ¿eso cuenta como un hidro?”. Y luego está el régimen sancionador: “preferimos que dependa del canal”. asegura.

«Comencé a modernizar en los noventa»

“Comencé a modernizar a primeros de los noventa, después de una época de sequía que nos lo hizo pasar muy mal en el Aragón y Catalunya. En esa década muchos tomamos la misma decisión ya que había que aprovechar el agua que nos tocaba al máximo. Nuestro regadío se tiene que repartir el agua con Pinyana, que tiene prioridad, y con el Algerri-Balaguer, un riego ya modernizado. Además, el Aragón y Catalunya abastece a más de 100.000 hectáreas. Yo tengo 80 hectáreas en las que tengo riego por goteo excepto en 5 que utilizo aspersión. Cultivo fruta de hueso, además de pera y algo de manzana. En nuestro sistema el 98% de riego está controlado y, de hecho, el reto es digitalizarlo por completo. Hemos hecho inversiones millonarias y claro que nos han ayudado, pero no hay otra manera de afrontar la escasez de recursos que se agrava cada año. El gasto para adecuar una hectárea a las nuevas tecnologías no baja de los 5.000 euros por hectárea. Vale dinero, pero no se puede estar llevando agua a la finca como hace dos siglos. Este es el hándicap que tiene el Canal d’Urgell. La campaña de este año volverá a ser tan mala como la de 2023 aunque la comunidad irá repartiendo y regulando el agua como se pueda. En este sentido, la gestión que se ha venido haciendo en los últimos años ha sido buena. Todo está tecnificado y sabes qué finca precisa de riego y cual no. No obstante, este año estaremos pendientes de las restricciones a medida que vayan surgiendo las dificultades si no llueve en primavera”.

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