SEGRE

Las especies piscícolas invasoras se imponen a las autóctonas en los ríos y lagos de Lleida

Una veintena de variedades introducidas por los pescadores como cebo o soltadas tras usarlas como ornamento se expanden por cauces y embalses. Subsiste menos de una docena de razas locales, la mitad en declive

Un pescador en la Noguera Pallaresa en Rialp. - EDGAR ALDANA

Un pescador en la Noguera Pallaresa en Rialp. - EDGAR ALDANA

Lleida

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“En los ríos hay más especies exóticas que autóctonas, y en Lleida están casi todas”, explica Sisco Mañas, jefe del Servicio de Gestión y Control de Especies Cinegéticas y Piscícolas de la conselleria de Agricultura de la Generalitat.

Mañas ha coordinado la quinta edición de la Guía de Pesca de Río, en la que la Generalitat actualiza el listado de especies presentes en los ríos, lagos y embalses de Catalunya, y también en su litoral, como medio para canalizar la información relativa a esta actividad.

La evolución de la pesca, que se ha convertido en un vector turístico en áreas como el Pirineo y en zonas de media montaña y el llano con embalses, tiene ahora mismo dos rasgos diferenciales: una clara tendencia a la pesca sin muerte, en la que las capturas se devuelven al agua y que se combina con la extracción de los ejemplares de especies invasoras, y una fase de aumento de usuarios.

Las 112.418 licencias de pesca recreativa de superficie vigentes el año pasado suponen un aumento del 3,3% en un año, reseña la última Memoria de la Pesca Continental.

La guía ofrece indicaciones para obtenerlas y para practicar después la actividad, objetivo al que responde la reseña de 65 especies de peces continentales y del litoral.

El listado ofrece una panorámica de la fauna piscícola de Lleida que revela el arrollador avance de las especies exóticas. De hecho, de las treinta especies que la guía sitúa en los ríos y lagos de la demarcación, solo once son autóctonas; y, de ellas, seis están protegidas porque su supervivencia se encuentra amenazada, otras dos (el barbo colirrojo y el de montaña) no son pescables porque se acercan a esa situación y dos más (el barbo del Ebro y la bagra) solo pueden ser atrapadas en el formato de pesca sin muerte para, precisamente, evitar su declive.

La única especie autóctona que puede pescarse con normalidad en Lleida es la trucha común, que habita los ríos de la mitad norte de la demarcación.

Las seis protegidas son la madrilla, en fuerte regresión; la madrilleta roja, que habita el Pallaresa; la raboseta o llopet de riu, escasa y solo presente en el Segre; la cucharilla o cavilat, restringida al Garona; el fraile o bavosa, que navega el Segre, el Pallaresa y el Ribagorçana, y la colmilleja o lobo de río.

El resto de las especies son alóctonas, invasoras en muchos casos (algunas como la perca o la brema blanca, habitual en el pantano de Sant Antoni, entran por primera vez en el catálogo) y asimiladas en otros, caso de la carpa, cuya presencia está documentada en el siglo XVII.

“La liberación de especies, tanto las alóctonas como las autóctonas, tiene efectos negativos en los ecosistemas”, señala Mañas, que recuerda que a menudo la llegada de las primeras desplaza a las segundas.

“Hay dos tipos de especies exóticas: las que los pescadores quieren pescar, como el siluro, y otras que usan como cebo, aunque se trata de una práctica prohibida en Catalunya, o para alimentar a sus presas”, añade. Entre las segundas destaca el foxino o piscardo, un pequeño pez que desequilibra los ríos del Pirineo al devorar los insectos, los invertebrados y el plancton que sirven de alimento a especies como la trucha.

El abandono de peces ornamentales se encuentra en el origen de la expansión de especies coo el carpín dorado y las repoblaciones en el avance de otras como la trucha arco iris.

Entre las alóctonas en proceso de expansión destacan la lucioperca y el alburno.

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