Aigüestortes, Mont-rebei y los parques naturales de Lleida lideran un turismo sostenible y regulado

Con permiso de los aficionados al esquí y a los deportes de aventura, el Parc Nacional d'Aigüestortes es, setenta años después de su creación y con más de medio millón de visitantes al año, el principal reclamo turístico de las comarcas de Lleida. Le acompañan el resto de parques naturales (Alt Pirineu y Cadí), que cierran el círculo de parajes como primera opción de los visitantes. La afluencia en estos espacios se disparó a raíz de la pandemia y su éxito obligó a regular el acceso, de modo que si el Parc Nacional ha mejorado los que ya tenía acotados en Espot y Boí, Aran limita actualmente con un parking de pago la entrada a seis espacios naturales y los parques aplican también restricciones. Mont-rebei lo hace ya por las entradas de Sant Esteve de la Sarga y Àger.

Más allá de la naturaleza, el románico (el que es patrimonio de la Unesco y el que no lo es) registra unas 150.000 visitas cada año y los museos de Lleida, más de 100.000. El director del Patronato de Turismo de la Diputación, Juli Alegre, destaca también el atractivo de la Seu Vella y la gastronomía. Alegre recordó ayer que la corporación está ayudando a monitorizar a través de contadores la afluencia a algunos espacios turísticos para abordar su regulación en caso de que sea necesaria. Algo que “hace 15 años era impensable”, admitió. “Nuestros recursos tienen un valor” que hay que preservar. Destacó también que Lleida, y el conjunto de Catalunya, ha comenzado a priorizar el bienestar del residente para el desarrollo de un turismo sostenible e incluso regenerativo. “Buscamos el mejor turismo, es el paso del volumen al valor”, remarca.

El Estany d’Ivars i Vila-sana, el Parc Astronòmic del Montsec, la Ruta del Císter o el Tren dels Llacs son otros de los atractivos más demandados en Lleida.