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Luces y sombras de la nueva estación de autobuses de Tàrrega

Usuarios valoran la modernización y ubicación pero reclaman accesibilidad. El consistorio destaca la comodidad

La nueva estación de autobuses está situada junto a la de trenes. - LAIA PEDRÓS

La nueva estación de autobuses está situada junto a la de trenes. - LAIA PEDRÓS

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La nueva estación de autobuses de Tàrrega ha cumplido dos meses en funcionamiento con un balance que combina avances valorados positivamente por una parte de los usuarios con quejas significativas tanto por estos como por colectivos que denuncian deficiencias en su diseño y accesibilidad.

Entre los aspectos mejor recibidos figura la ubicación más céntrica, mucho más próxima a la estación de tren, lo que facilita la interconexión entre ambos transportes. También se han señalado las pantallas informativas más fiables, que proporcionan datos en tiempo real, y unas instalaciones más modernas.

El regidor de Urbanismo y alcalde accidental, José Luis Marín, afirmó que la nueva estación “ha hecho ganar en comodidad y seguridad”. Según Marín, las nuevas instalaciones contribuyen a ofrecer “una imagen más funcional” y se enmarcan en una apuesta por “una movilidad más eficiente y sostenible”. El edil reconoció que aún hay detalles por mejorar.

Les criticades escales d’accés des del carrer del Mestre Amigó. - LAIA PEDRÓS

Les criticades escales d’accés des del carrer del Mestre Amigó. - LAIA PEDRÓS

Pese a estas mejoras, la nueva estación acumula también críticas, especialmente en lo referente a barreras arquitectónicas y problemas de accesibilidad. Representantes del colectivo Eco y otros usuarios denuncian que las instalaciones no garantizan un uso cómodo y seguro para personas con movilidad reducida, mayores, familias con cochecitos o viajeros con equipaje voluminoso. El acceso con vehículo está prohibido dificultando la recogida o traslado de pasajeros. Desde la calle Sant Pelegrí, la llegada a pie implica cruzar la vía del tren en un paso con condiciones precarias y desde el aparcamiento de la calle del Mestre Amigó se accede por unas escaleras.

Además, se echa en falta un espacio de espera más confortable: la zona resulta fría y no existe ni bar ni máquinas expendedoras. También se critica que en días de lluvia los viajeros se mojan al subir o bajar de los autobuses, y que el entorno carezca de áreas verdes. Esta última crítica viene del Grup d’Ecologia i Medi Ambient (Gema).

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