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Daniel, Airy y Martí son la familia que pone rostro a la campaña ‘Poble petit, gran vida’: Arbeca, sinónimo de calidad de vida

Se mudaron al pueblo en Les Garrigues tras vivir en grandes ciudades como Barcelona o Atlanta

Daniel, Martí y Airy, paseando en bicicleta por el entorno de Arbeca. - DIPUTACIÓN

Daniel, Martí y Airy, paseando en bicicleta por el entorno de Arbeca. - DIPUTACIÓN

Marc Codinas
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Daniel Robustillo y Airy Gras representan la nueva realidad de muchas familias jóvenes que apuestan por el mundo rural buscando una vida más equilibrada y conectada con la comunidad. Su imagen, junto a su hijo Martí, ocupa una gran lona en la calle Pelai de Barcelona, como protagonistas visibles de la campaña Poble petit, gran vida que impulsa la Diputación para reivindicar las oportunidades que ofrece la vida en los pueblos de Ponent.

Originario de Caldes de Montbui, Daniel trabaja como director de ventas en una empresa de Terrassa, mientras Airy, nacida en Arbeca, ejerce como bióloga y profesora en la Universitat de Barcelona. Tras convivir en Barcelona y en Caldes, y pasar dos años en Estados Unidos, regresaron decididos a formar una familia en Arbeca, donde la vida discurre a otro ritmo. 

“Siempre me he sentido muy vinculada a Arbeca y a Ponent”, explica Airy, que ve la experiencia estadounidense como “muy despersonalizada”. El contraste con la gran ciudad catalana también es evidente para la pareja. “En Barcelona puedes compartir cultura y ocio, y es más fácil tejer cierta red social, pero sigue siendo un sitio muy poco personal si lo comparas con la vida en un pueblo”, reflexiona.

Ambos reconocen que les sorprende verse en el cartel de una campaña tan emblemática, pero lo viven con orgullo y naturalidad. “Siempre hacemos campaña por vivir en pueblo, nuestra experiencia es muy positiva”, aseguran. Contra la creencia de que los pueblos son cerrados, la integración ha resultado sencilla y gratificante. “Tenemos un gran círculo de amistades”, afirma Airy. 

Daniel, por su parte, ha encontrado rápido su propio espacio. Ya forma parte del grupo punk-folk Pork Chop Boys y participa en encuentros culturales y la vida en comunidad arbequina. Pero quizá lo que más les hizo decantarse por vivir en un pueblo como Arbeca fue el poder dar a su hijo Martí la posibilidad de crecer más cerca de la naturaleza, rodeado de caras a las que pueda asociar a un nombre. 

Tanto Airy como Daniel consideran que campañas como esta que impulsa la Diputación —que va acompañada también de un spot que se emite en televisión—, es necesaria, aunque insisten en que debe ir acompañada de medidas políticas que favorezcan el acceso a la vivienda y mejoren los servicios de transporte. “Trabajo en Barcelona un par de días y me gustaría ir en tren o autobús, pero ahora mismo no es viable por los horarios, la frecuencia o la fiabilidad”, lamenta Airy.

La familia, que ya ha adquirido una vivienda en el lugar, no se plantea volver a la ciudad. Valoran el día a día tranquilo y estar cerca de sus raíces. “Si queremos disfrutar de ocio, realmente no está tan lejos, y donde hay más ocio, muchas veces falta esa calidad de vida”, concluyen, mostrándose satisfechos de su decisión.

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