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Feria sin mulas por la dermatosis en Salàs

Salàs celebra la vigésima edición de su certamen sin exposición de animales. Las jornadas de la UdL lo consolidan entre los principales foros técnicos sobre tracción animal de Europa

Las jornadas técnicas atrajeron a numerosos participantes. - AYUNTAMIENTO DE SALÀS DE PALLARS

Las jornadas técnicas atrajeron a numerosos participantes. - AYUNTAMIENTO DE SALÀS DE PALLARS

Lleida

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La Fira de Salàs de Pallars vive este año una edición extraordinaria: cumple veinte años como Diada de Rememoración del mercado de ganado caballar, que se situó como un referente en la península ibérica y el sur de Europa, pero lo hace sin la presencia de caballos ni mulas, por estar prohibido moverlos y cocentrarlos ante la epidemia de DNP (dermatosis nocular porcina). Y, al mismo tiempo, el evento se consolida como uno de los principales foros técnicos sobre los animales de tiro con las jornadas de la UdL.

“Está yendo muy bien. Seguimos el mismo esquema que el año pasado, salvo que no hemos podido exponer animales por la prohibición por la dermatosis”, explica el alcalde de Salàs, Toni Millet. Destacó la elevada asistencia, de unos cientos de personas, a actos como la cena ferial del viernes y la comida de hermandad, y la amplia afluencia al foro de la universidad. Tambien fue numerosa la concurrencia, el viernes por la tarde, a la presentación del documental Lo Sobrany, de Pere Montiel, vecino de Salàs, sobre la creación de La Mulassa, el muñeco de cartón-piedra que simboliza la relación del pueblo con su feria.

Buena parte de las casas de Salàs se convertían temporalmente en fondas para los asistentes, y alguna incluso en centro de ocio tipo cabaret, y se habilitaban recintos para acoger al ganado que los tratantes iban a exponer en el mercado.

“En Salàs casi no quedan animales, es un pueblo de servicios y la agricultura ya no es el sector principal. La feria, que en realidad es una jornada de evocación, se planteó como un acto cultural, porque la feria de ganado caballar marcó la vida de Salàs”, señala Millet.

El mercado de mulas y caballos, documentado en el siglo XV y que se mantuvo hasta que la mecanización del campo lo arrolló en los años 60, “no solo supuso riqueza económica, sino también una apertura cultural por los contactos con gente de otros países y de muchas zonas de la península”, añade el alcalde.

Desde hace tres años, Salàs acoge, coincidiendo con la feria, unas jornadas técnicas y de transferencia de conocimiento que organizan la UdL y la asociación catalana de tracción animal sobre esa actividad, que sigue utilizándose aunque de manera muy localizada, . “Buscaban un entorno donde se pudieran hacer demostraciones de tiro y de labranza y adecuado para acoger a los animales, y ahí nos entendimos enseguida”.

La vertiente técnica hizo que la programación empezara ya el jueves, aunque a puerta cerrada, con un seminario sobre los retos y perspectivas de la tracción animal en la gestión forestal. Ayer hubo otra sesión, abierta, sobre el tema. Para hoy domingo se prevé la mayor afluencia de público con la feria artesanal, que prioriza el producto agroalimentario de proximidad.

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