SOCIEDAD
La mitad de los casi 8.000 extranjeros que llegan cada año a Lleida se marchan
Los movimientos migratorios implican cada año en Lleida a cerca de 40.000 personas, con un flujo hacia y desde el exterior de más de 23.000 migrantes que dejan un saldo positivo de casi 8.000. La mitad de esos nuevos leridanos sale cada año hacia otras zonas de Catalunya y del Estado mientras llega un flujo de magnitud similar.

Un grupo de personas de origen migrante hace cola para aceder a la Oficina de Extranjería. - SEGRE
“Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”, dejó escrito Henry Miller. Quizás ese planteamiento sirva para ayudar a comprender la intensidad de los movimientos migratorios que, año tras año, se registran en la demarcación de Lleida.
El año pasado, por ejemplo, y según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), llegaron del extranjero y se empadronaron en municipios leridanos 14.779 personas nacidas en otros Estados, al mismo tiempo que otros 6.852 extranjeros domiciliados en Lleida emprendían el camino contrario. Eso dejó un saldo de 7.927 llegadas, al que hay que restarle otro de 510 que resulta de los movimientos transfronterizos de personas nacidas en España y residentes en Lleida: llegaron 629 y se fueron 1.139.
Esos movimientos transfronterizos, que afectan a más de 23.000 personas en un año no son, sin embargo, los únicos que se dan en Lleida.
Hay otros, menos voluminosos y de ámbito interior, que desde la pandemia afectan a unas 16.000 personas cada año y que resultan fundamentales para comprender los movimientos migratorios en su conjunto: el volumen de salidas y llegadas interprovinciales sitúa a Lleida como una demarcación de llegada para extranjeros que un tiempo después continúan su viaje y como zona de paso para otros que lo continúan o acaban asentándose.
Los principales flujos de salida de extranjeros desde Lleida se dan hacia Barcelona, con más de 3.000 personas por año, y Tarragona, que se acerca al millar; y son también destacables hacia Girona, Huesca, Madrid y Zaragoza, con flujos cercanos al medio millar en los dos primeros casos y del entorno de los 400 en los dos últimos. Los de entrada son similares.
Esos volúmenes indican que la mitad del aumento de población extranjera de un año sale al siguiente hacia otras zonas del Estado: el año pasado, con un saldo migratorio con el exterior de 7.927, se fueron de Lleida a otras zonas de Catalunya y España 3.993, aunque llegaron 4.049 de otras provincias.
“La clave es qué tipo de empleo se ofrece, que suele ser precaria y de bajos salarios en sectores como la restauración, la agricultura y los cuidados”, señala Joan Ganau, profesor de Geografía en la UdL.
Llama la atención que los flujos son más grandes entre los nacidos en el Estado español que entre los originarios de otros países: las salidas y entradas de los primeros no han bajado de 4.500 en tres años.
Por edades, tanto en los flujos con el exterior como en los interiores, casi un tercio de los movimientos se concentran en la franja de los 25 a los 35 años y entre una décima y una octava parte de menores de quince años, que son los hijos de los remigrantes de esa cohorte y la siguiente. La precariedad del empleo impulsa su salida hacia otras áreas.
Ponent doblaría su población en 17 años con el flujo migratorio actual
La demarcación de Lleida duplicará su padrón en 17 años si mantiene su crecimiento demográfico, basado en un potente flujo migratorio de llegada que compensa con creces las pérdidas vegetativas de la población autóctona. “Lleida está teniendo un crecimiento del 4,31% desde 2021”, explica el profesor de Geografía de la UdL Joan Ganau. Las cifras de ese cuatrienio apuntan, con las fórmulas que se utilizan en demografía, a que el censo se duplicaría en de 16,91 años (16 años, 10 meses y 29 días).
En esos cuatro años, el aumento neto de habitantes por migraciones con el exterior ha sido de 24.638 personas. En ese periodo, y según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), el número de residentes en Lleida nacidos en territorio del Estado español se redujo en 5.400 personas.
Eso da un saldo de 18.968 habitantes, un 4,31% sobre la población inicial del periodo (439.727). “Más del 4% de los habitantes lleva menos de un lustro aquí, ha llegado en los últimos cuatro años”, anota Ganau, quien llama la atención sobre otro hecho estadístico: “desde la pandemia, la población de origen extranjero de Lleida ha pasado del 20% al 25%”.
“El proceso se está desarrollando con rapidez en una provincia con una población muy envejecida como es la de Lleida”, advierte el geógrafo. La demarcación presenta un índice de envejecimiento de más del 130%, lo que indica que los habitantes de más de 65 años suman un tercio más que los de hasta 16, y eso tiene consecuencuias biológicas: 3.173 nacimientos por 4.221 fallecimientos, con un retroceso vegetativo de más de mil personas en un año que la llegada de migrantes jóvenes no es capaz de revertir.
La tasa de nuevos residentes se eleva al 8,2%, uno de cada doce, si a los nacidos en otros países se les suman los 13.204 residentes que tenían hasta cuatro años a comienzos de 2025.