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CERVERA

Una fábrica de coches única en Cervera: el modelo Aisa, de Martí Segarra, cumple 70 años

La fabricación del modelo Aisa, iniciativa del mecánico Martí Martí Segarra, cumple 70 años

La instaló en el edificio modernista de la Serradora Martí, pero un incendio provocado acabó con el proyecto

L’Aisa es va presentar a Cervera per la Fira de Sant Isidre el maig del 1954.

El Aisa se presentó en Cervera por la Fira de Sant Isidre, en mayo de 1954. - X.S.

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Este año se cumplen 70 de la primera y única fábrica de coches que han tenido tanto Cervera como el conjunto de la Segarra. Su impulsor fue Martí Martí Segarra (1914-2008), propietario del edificio modernista de la Serradora Martí, situada junto al actual CAP. Martí Segarra fue también en 1935 uno de los impulsores de El Poll del Cel, una avioneta diseñada y construida en Cervera.

En 1953 se había presentado en Barcelona el micro vehículo llamado Biscúter y el empresario de la Segarra criticó su fabricación con equipación de madera, así que optó por diseñar un modelo propio, primero denominado Aisa y luego, Jurka, con equipación de plástico. Se presentó en mayo por la Fira de Sant Isidre de Cervera en la plaza Universitat, y luego en la feria de muestras de Barcelona. 

En una prueba llevada a cabo en la avenida Diagonal aquel ingenio de tres ruedas alcanzó los 102 km/h. Tenía la estructura de hierro y la carrocería de plástico y pesaba 80 kilos. Se le acopló un motor de 2 tiempos Hispano Ville y registraba un consumo de 3,2 litros de gasolina a los 100 kilómetros. 

Había conseguido la financiación a través del propietario de galletas Morell y obtuvo una licencia para fabricar aquel primer año 300 unidades. Como mejoras, en comparación con el Biscúter, el Aisa introducía de serie calefacción y la marcha atrás. 

El precio de venta fue de 35.000 pesetas, unos 211 euros, algo superior al del Biscúter, que era de 27.000. En total se fabricaron 5 prototipos en su taller, que adaptó en el edifico modernista de la actual Serradora Martí.

El edificio de la Serradora daba cabida también al almacén de galletas de la casa Morell y, una noche, un empleado de Morell prendió fuego a las instalaciones y se dio a la fuga. Fue la ruina, explicó Martí: “Perdí 600.000 pesetas que había invertido y me quedé sin un duro. Me vendí la Serradora y me marché de Cervera; fui a vivir a Barruera donde he estado 30 años”. 

Se fue decepcionado con uno de los prototipos que había fabricado y se puso a trabajar en una empresa eléctrica. Martí Segarra explicaba el relato de su vida en 2004, desde las instalaciones de la Fundació de Guissona, localidad en la que vivió los últimos años de su vida. 

El enlace para llegar hasta él fue Ramon Badía, amigo y operario de Martí cuando se fabricó el vehículo. Más tarde, de vuelta a Cervera, Badia comentó: “Un gran tipo, Martí. Se sintió muy decepcionado cuando después del incendio no encontró ningún apoyo económico. Fue una experiencia triste, por este motivo ahora le cuesta volver a pisar las calles de Cervera”.

Pesaba 80 kilos y consumía 3,2 litros de combustible a los 100 kilómetros. Costaba unos 211 euros

La relación de Badia con Martí Martí Segarra se remonta a 1935. Poco antes de la Guerra Civil, un grupo de amigos proyectaron construir una avioneta a partir de una iniciativa del fotógrafo Claudi Gómez Grau, que había conseguido unos planos. El artefacto fue bautizado con el nombre de Poll (piojo) porque era muy pequeño y pesaba 70 kilos. Consiguieron que volara la longitud de un campo de fútbol, pero finalmente se estrelló, sin que hubiera víctimas.

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